El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp) alertó que existen indicios de desequilibrios preocupantes, como la tendencia al alza de los índices inflacionarios y niveles cada vez más elevados de deuda pública, que ponen en riesgo la estabilidad macroeconómica.

En su Análisis económico ejecutivo, el organismo afirma que el avance del consumo interno se vio favorecido porque algunas reformas aprobadas a comienzos del sexenio propiciaron la disminución de tarifas, como las de telefonía fija y móvil, lo que ha mantenido la inflación en niveles históricamente bajos.

Además, señaló, el alza en el consumo también fue propiciada por un efecto estacional, pues la baja de precios de diversos productos agrícolas y tarifas, como las eléctricas, obedeció al inicio de la temporada cálida.

No obstante, dijo que el índice subyacente, que elimina los productos altamente volátiles y refleja de mejor manera la evolución de los pecios de la economía, ha comenzado a mostrar una tendencia ascendente, que lo ha llevado por tres meses consecutivos a superar el alza del indicador general de precios.

Esto puede ser señal del efecto de la depreciación del tipo de cambio, que al parecer comienza a impactar diversos precios, especialmente del segmento de mercancías no alimentarias, que ya en mayo muestra incrementos anuales de 3.3 por ciento, cuando en el mismo mes de año pasado reportó un alza de 2.4 por ciento.

El Ceesp, dependiente del Consejo Coordinador Empresarial, explicó que un tema fundamental para la salud de las finanzas públicas es reducir rápidamente los elevados niveles de deuda, pues durante los primeros tres años del actual sexenio (incluyendo la deuda de estados y municipios) aumentó 9.4 puntos del producto interno bruto (PIB).

Lo más preocupante es que de ese aumento 4.2 puntos fueron generados sólo en 2015, cuando se tenía previsto un ajuste de 124 mil millones de pesos al gasto público, que finalmente no se cumplió. En su lugar hubo un sobregasto de 197 mil millones, subrayó.

Agregó que para evitar que la deuda siga creciendo como porcentaje del PIB, es indispensable que el sector público logre un superávit primario equivalente a 1.5 por ciento del producto y no sólo de 0.2 por ciento, como se prevé para 2017, de ahí la necesidad de una reducción adicional del gasto por 300 mil millones de pesos.