La industria maquiladora en Tehuacán, Puebla, quedó desmantelada y a la par se desplomó el empleo y se hicieron más precarias las condiciones laborales y de vida de trabajadores del ramo. Cientos de empresas de este sector desaparecieron o emigraron a otros estados o fuera del país.

La nueva moda en el rubro son las plantas golondrinas que cambian constantemente de lugar de residencia para evadir responsabilidades laborales y fiscales.

Un informe de la Red de Solidaridad de la Maquila, titulado: La industria del vestido de Tehuacán en tiempos de crisis, elaborado por el analista Rodrigo Santiago Hernández, revela la dramática caída en la cantidad de fábricas y el número de trabajadores empleados.

De las múltiples empresas de mezclilla que habían en el municipio quedan sólo seis, y en todas las subdivisiones hubo un dramático descenso de fábricas, ya que inversionistas desmantelaron maquiladoras, se llevaron la maquinaria y dejaron a los obreros sin fuente de empleo de la noche a la mañana, y sin liquidaciones. Salieron de la región marcas como Calvin Klein, Guess, Levi’s, Tommy Hilfiger, C&A y Walmart; otras bajaron su producción o la cambiaron a marcas nacionales y surgieron pequeños talleres informales.

Por ello se empeoraron las condiciones laborales en la zona. Esto, porque los cambios registrados en el sector en una década dieron como resultado condiciones de trabajo más precarias para obreros de la confección; incluyendo la utilización frecuente y sistemática de convenios de trabajo eventuales o sin contrato alguno; mayor inseguridad laboral y disminución de los salarios reales.

Así, mientras los obreros rolan de una empresa otra, con contratos temporales y sin indemnización, los pequeños talleres no dan prestaciones, ni seguridad social, ni libre sindicalización, detalla el informe.

Incluso en esta mermada industria maquiladora de Tehuacán, algunos empleadores cierran fábricas cada diciembre, para evitar el pago del aguinaldo.

El análisis detalla que tras el cierre de la empresa Vaqueros Navarra, el mensaje de quienes controlan la industria en la zona es que están dispuestos a cerrar una fábrica y si fuera necesario hasta perder órdenes de compra de marcas internacionales, antes que permitir el establecimiento de un sindicato independiente.

Según indica, otro punto que dejó el caso de Vaqueros Navarra “es que los trabajadores revoltosos serán castigados, porque los obreros de esta empresa fueron puestos en listas negras, lo que les impidió laborar en fábricas grandes formalmente establecidas e incluso medianas, y aquellos que consiguieron empleo, en su mayoría fueron contratados en talleres clandestinos”.

En este escenario y la misma crisis de la industria textil en el país, así como la “falta de voluntad política de gobiernos estatal y municipial para hacer cumplir las leyes, los trabajadores en Tehuacán creen que ha dejado de tener sentido la presentación de demandas ante autoridades laborales por violaciones, hostigamiento o incumplimiento en prestaciones, lo que ha contribuido al problema de vulnerabilidad de estos obreros, y la impunidad con la que los empleadores violan los derechos de los mismos, puntualiza la investigación.