Tejedora de rebozos desde los 10 años, Rosario Núñez Flores, hoy con 42, fue reconocida ayer con el Galardón Presidencial a su trayectoria. Micrófono en mano expresó al presidente Enrique Peña Nieto: “Podemos seguir rescatando las artesanías, pero mejorar la vida de los artesanos debe ser una responsabilidad del gobierno y sus instituciones.

“Esa debe ser también –resaltó– parte de la tarea de la sociedad para que no nos regateen nuestros precios (y) de las universidades para que nos ayuden a mejorar nuestra producción.”

Pidió ayuda para aprender técnicas modernas para vender y hacer nuevas piezas, pero que las aprendamos a hacer nosotros. En una entrevista, describió la poca ganancia que a los artesanos les deja trabajar para terceros, quienes compran su trabajo a un precio ínfimo que después venderán al comprador final mucho más caro.

En Los Pinos, frente a 131 artesanos del país –en su mayoría indígenas– ganadores en las 19 categorías del Gran Premio de Arte Popular, Rosario hiló un discurso con la misma maestría con la que producen sus manos: Tejo rebozos y hago puntas o rapacejos, como quieran llamarlas. Eso es lo que más me gusta hacer.

Luego contó: Ya no puedo entorchar chaquira en el rapacejo porque el brillo me deslumbra, aunque señaló tener ya la promesa de ayuda de parte del Fonart. Con lentes y una lupa, porque cuando pongo la chaquira me da gusto y puedo obtener muchos colores.

Así fue su discurso: sin afectaciones. Procedente de Ixpuichiapan en el estado de México pidió vender sin intermediarios y a un precio justo. También, con respeto a sus formas de organización, con artesanías colocadas en los centros turísticos.

En suma, queremos que nuestros hijos aprendan las artesanías, pero que no sufran lo que nosotros padecemos, solicitó.