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Nuevo Centro Cultural en la Roma

El inmueble de Colima 159 es restaurado y abrirá sus puertas en septiembre

Vecinos y público podrán utilizar casa de la oligarquía porfiriana

Albergará la nueva galería de Hilario Galguera, un foro/auditorio para impartir clases magistrales, conferencias o cineclubes y un lugar de meditación, adelantan a La Jornada José Luis Espinosa y Martín Burillo

Será independiente de Casa Lamm, pero mantendrá colaboración, indican

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Son espacios polivalentes, pero lo importante de este proyecto en la calle Colima es que se trata de una reinterpretación actualizada de un nuevo centro de cultura abierto a los vecinos, señala José Luis Espinosa Balcells en entrevista con La Jornada. Sobre estas líneas, la maqueta del proyecto diseñado por el arquitectoFoto Carlos Ramos Mamahua
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Hoy la cultura tiene que ver mucho con la filosofía espiritual y entonces generamos un espacio donde nos empezamos a dar cuenta de que había inquietud de muchas personas, expresa Martín Burillo Gómez Haro en la charla con La Jornada; arriba, el arquitecto José Luis Espinosa Balcells y Burillo Gómez Haro durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Martes 5 de julio de 2016, p. 4

En el número 159 de la calle Colima, colonia Roma, pronto habrá un nuevo centro cultural que albergará, entre otros, la nueva galería de Hilario Galguera, un foro/auditorio para impartir clases magistrales, conferencias o cineclubes, un lugar de meditación, panadería, restaurante, jardín y un espacio completamente público para que los visitantes dispongan de un sitio para leer, trabajar o consultar su correo electrónico con Internet gratuito.

El nombre de ese centro, que se prevé abrirá sus puertas en septiembre, todavía no está definido.

Ahora el lugar está lleno de trabajadores. Un plástico negro impide ver mucho de lo que pasa dentro o lo que ha ocurrido en los pasados cuatro años: la restauración total de la casa porfiriana que estaba a punto de colapsar, la recimentación y construcción de una armadura de metal que sostiene los nuevos niveles, así como el cuidado de cada uno de los detalles de la vieja casona, incluida la yesería que caracterizó ese periodo en la arquitectura mexicana y puede verse en su par, Casa Lamm, restauradas ambas por el arquitecto José Luis Espinosa Balcells, quien también rescató otros inmuebles, como el que hoy ocupa la Academia Mexicana de la Lengua y otra casa en la calle Chihuahua.

Articulación del proyecto

“Es el mismo espíritu de las cuatro propiedades, adquiridas y restauradas por Grupo Pegaso: que de alguna forma estas casas, que fueron cerradas y pertenecían a familias de la oligarquía, sean abiertas al público, a los vecinos, donde puedan entrar, tomarse un café, donde se puede contemplar una exposición, donde acontecen conciertos, charlas políticas.

Son espacios polivalentes, pero lo importante de este proyecto en la calle Colima es que se trata de una reinterpretación actualizada de un nuevo centro de cultura abierto a los vecinos, señala Espinosa Balcells en entrevista con La Jornada.

El proyecto original era convertir esa casa de la calle Colima en un anexo de Casa Lamm, explica Martín Burillo Gómez Haro. La idea era abrir un centro de estudios complementario que se enfocara al cine, artes plásticas, fotografía, diseño, video.

Con esa finalidad buscaron un nuevo espacio y lo encontraron a dos cuadras de Casa Lamm; vino la crisis financiera de finales de 2009 y “nos vimos forzados a frenar el proyecto. En el ínter empezamos a usar la casa como una pequeña galería; era la de Arturo Mizrahi, galerista muy joven que tiene una visión que si bien de cierta manera converge con la de Casa Lamm, para mí era totalmente novedosa. Ahí comenzó a modificarse el proyecto y se fue convirtiendo en lo que es hoy.

Tuve la idea de más bien utilizar este modelo de Casa Lamm e intentar traerlo a mi perspectiva del mundo, a mi generación, a este circuito artístico al que pertenezco, porque me entiendo mucho más con galerías pequeñas, como la de Arturo Mizrahi, que con la galería de Casa Lamm. Aquí ves a todos los grandes maestros, a Toledo, y yo de repente como que empecé a ver a estos pequeños maestros y decía qué interesante, creo que se tiene que hacer un espacio que aporte movilidad a las personas de mi generación en este circuito, porque no los hay o hay muy pocos; las galerías son muy pequeñas, las galerías de gente como de mi edad, y las galerías más grandes tienen un público diferente. Se comenzó a armar el proyecto.

Sin embargo, antes había que rescatar la casa, cuya construcción original ocupa unos mil 200 metros cuadrados y ahora, con los nuevos espacios, suma 2 mil 500 metros cuadrados. Era 2012.

La casa estaba en un deterioro muy avanzado, el cual se agravó por la construcción de un edificio aledaño y el dragado de agua. Se partieron los muros de soporte del sótano y la casa se estaba rompiendo a la mitad.

Restauración casi artesanal

La restauración de la casa de Colima 159 se realizó de manera casi artesanal, porque debido al estado del inmueble era imposible usar, por ejemplo, taladros.

Se debió excavar dos metros para recimentar, lo que más tarde trajo una ventaja: un espacio en el sótano, con una altura de 2.5 metros, precisa Rodrigo García Lastra, arquitecto encargado el proyecto. El sótano ahora albergará un bar.

Otro aspecto básico de la construcción es que no se reprodujo el estilo arquitectónico: se rompió completamente con él; los nuevos espacios fueron levantados con materiales como el tabique hecho con ceniza volcánica. Se conservó, sí, todo el trabajo de yesería, centímetro a centímetro.

Entonces, un poco con esta visión de generar este nuevo espacio de cultura contemporáneo, también fue un poco la dirección que dimos a la obra: aunque toda la parte histórica de la casa se preservó a través del increíble trabajo de José Luis, en toda la parte nueva de la casa intentamos romper por completo con el diseño, no buscar reproducirlo porque esas copias jamás salen bien. Así fue como surgió la idea de Rodrigo García Lastra de utilizar unos tabiques hechos de ceniza de piedra volcánica en toda la parte superior y todo el cubo y en otras partes de la casa, explica Martín Burillo.

Bienvenidas, todas las vanguardias

Sin ofrecer datos de la inversión, el José Luis Espinosa indica que todo el proceso ha generado un costo muy elevado para el grupo, pero de alguna forma somos optimistas y creemos que esto se va a dar a la comunidad. Como decía Martín, Casa Lamm es un proyecto muy formal, muy académico, y queremos que esta nueva casa sea algo donde todas las vanguardias sean bienvenidas.

Hablar de todo el proceso de rescate y construcción del nuevo centro tiene una finalidad, precisa Martín Burillo Gómez Haro, y es para explicar cómo cambió también el proyecto original de convertirlo en un anexo de Casa Lamm a algo completamente diferente, comenzando por la galería de Hilario Galguera, quien quiere abrir un recinto para artistas emergentes, que va a ocupar varios espacios, expresa Martín Burillo.

Además, “un foro polivalente que pueda utilizarse para hacer exposiciones en gran formato y donde se puedan generar otras cosas relacionadas con el video, el cine, con el campo cultural, y también con esta posterior sinergia que hicimos a ese ámbito con el campo espiritual.

Hoy la cultura tiene que ver mucho con la filosofía espiritual, y entonces generamos un espacio donde nos empezamos a dar cuenta de que había inquietud de muchas personas.

Martín Burillo señala que no se trata de un proyecto completamente al margen de Casa Lamm, pues será independiente en el sentido de que Casa Lamm no estará involucrada directamente con la administración, pero sí habrá colaboración que por espacio no puede tener en sus instalaciones de Álvaro Obregón 99.

Habrá clases magistrales de cinematografía y fotografía, además de que uno de los inquilinos permanentes será la diseñadora de moda Joanna House, quien tendrá una especie de taller abierto.

Esa casa, ubicada en la calle Colima, “va a ser una casa/galería con un centro cultural que también va a tener un restaurancito, una panadería, un centro holístico, un poco new age, porque lo soy un poco. Por eso decía que la cultura converge con la parte espiritual”.

Es la cultura lúdica, añade a su vez el restaurador. Es la cultura, el divertimento, de la alegría de vivir, ante estas épocas de crisis, de azotes económicos, de miles de cosas; recuperar esa alegría cotidiana de todos los días, del bienestar de cada uno de nosotros, porque creo que la actitud es la que produce todo lo que hacemos.

Algunas actividades serán gratuitas

Algunas actividades serán gratuitas, adelanta Martín Burillo Gómez Haro, porque “los mismos negocios, restaurantes, la panadería y demás van a soportar el funcionamiento de la casa para que nosotros podamos ser súper flexibles con toda la parte cultural. Es un proyecto autosustentable. Y si alguna persona llega y dice ‘quiero hacer un cineclub, pero no puedo pagar renta’, será muy fácil decirle ‘órale, cuánto vas a cobrar, de ahí entréganos un porcentaje o si no vas a cobrar lo hacemos gratis’. Es una flexibilidad increíble la que tenemos ahí.

Creo que va convertir justo el auditorio en uno de los espacios con más movimiento de la colonia Roma, lo mismo que la sala de meditación. Se ha convertido en muy elitista el sector del budismo en México, muy caro y es muy curioso, porque vas a Nepal y no cuestan las cosas; ahí si quieres llegas y aportas algo. Y el sector cultural, igual se ha vuelto muy elitista, ¿qué va a pasar cuando tengas este espacio en la Roma, donde puedes ir a meditar, donde puedes dejar algo y si no, no?

Esta casa es un proyecto en el cual queremos tener los ojos muy abiertos al acontecer cotidiano, y estar a la vanguardia en todos los sentidos, con los talleres de artistas, el espacio de meditación, galería, foro, y también con ese lugar de convivencia, de café, donde promoveremos también el rescate de tertulias literarias, añade José Luis Espinosa.

En el corredor, indica Martín Burillo en la maqueta, “habrá unas mesas que no son propiamente de ninguno de los negocios del espacio; no son del restaurante ni de la cafetería ni del bar ni nada, pero puedes llegar.

“Habrá Internet gratis, puedes llegar y sentarte; leer un libro, ponerte a trabajar o, como dice José Luis, tener todas esas actividades que pueden ser muy interesantes, como veladas de poesía.

Que las personas sientan que pueden venir y no tienen que pagar, pues el Internet será gratuito; bancas, un jardín increíble, y puedes llegar y hacer lo que desees, entrar a la galería, a la clase o venir al restaurante, y un poco la cafetería parte de ese mismo concepto.