El actor, pintor y arquitecto Max Kerlow Jinich, quien falleció a las 4:10 horas del pasado miércoles, en su departamento de la colonia Roma, víctima de un cáncer, tenía 88 años.

Anoche Canal 22 proyectó el documental Cada cosa tiene su historia (2012), realizado por su hija Carolina Kerlow, así como Por si no te vuelvo a ver (2001), película por la que recibió un Ariel.

La intención primera de Max Kerlow fue ser pintor, pero la vida lo llevó por otros rumbos. Arquitecto en 1954 por la Universidad Nacional Autónoma de México, al escasear el trabajo en este rubro, sus responsabilidades familiares lo llevaron a buscar el sustento de otra manera. Allí es cuando incursionó en la promoción de las artesanías, con artistas como Manuel Felguérez y Felipe Ehrenberg.

Con Felguérez hizo algunas innovaciones al sacar una línea de cerámica diferente y con Ehrenberg creó la técnica de la pintura en papel amate, que luego transmitió a los artesanos.

Para entonces, Kerlow era dueño del café-galería La Amargura, en la calle del mismo nombre, en San Ángel.

En su faceta de pintor su obra recibió fuerte influencia de la arquitectura. Sólo ha expuesto una vez, pero en una entrevista con La Jornada (16/3/12) dijo dibujar todos los días y hacer caricaturas con base en el periódico. De acuerdo con Max Kerlow, después de esos caminos por los que la vida lo va llevando, uno acaba ya más o menos con posibilidades de hacer lo que uno quería, aunque como decía Picasso en esta edad es cuando más ganas tiene uno de hacer cosas, siente uno que las entiende mejor, sabe mejor lo que quiere hacer, pero ya es demasiado tarde.

Creman sus restos

Los restos de Max Kerlow fueron cremados. Dueño de un humor ácido, su hija Carolina relató a este diario que su padre gustaba decir a sus amigos: Ya me voy a un lugar muy calientito; a lo que preguntaban: ‘¿Puerto Vallarta?’ No, al crematorio”, replicaba.

Quedó en veremos un proyecto de la también pintora y productora de programas de televisión, de realizar una exposición de los dibujos de su padre.