El decimista Frino contaba los días para tener en sus manos su libro-disco Cortando rábanos, colección de sus ingeniosas rimas que en esta producción cuenta con la colaboración de Betsy Pecanins (blues), Caña Dulce Caña Brava (son jarocho), Gorrión Serrano (son arribeño), Danger Alto Kalibre (rap), Verónica Valerio (neofolk), La Mula de Sietes (rock), Vincent Velázquez, Citlaly Malpica, Hebe Rosell, Alexis Díaz-Pimienta y otros invitados. Ya tiene esta obra y está más nervioso que nunca.

Ahora tiene que cacarearla y la presentará en concierto el 14 de julio, a las 18 horas, en el Museo de Arte Popular.

Soy, básicamente, un decimista, un palabrero. Mi afición a esto nació hace 10 años, en Santiago de Chile. Me fui de mochilazo por Centro y Sudámerica y llegué hasta Santiago, Uruguay, Buenos Aires... con una guitarra, igual tocando y haciendo crónicas, pero en un formato más libre. Allá escuché las décimas de Violeta Parra y me prendió. Comencé a estudiar por mi lado. Yo nací en Torreón y ahí la décima prácticamente no existe. Cuando ya sentí que la había agarrado me puse a hacer el diario de ese viaje en décimas. Duré nueve meses en ese viaje. En Perú hay decimistas, lo mismo que en Panamá. Está en todos lados, hasta en Nueva York, con los puertorriqueños. Son excelentes e improvisan.

La palabra te dice sus secretos

Las décimas de su disco y libro las iba publicando en su blog. Es una selección lo que ahora muestra. La palabra te dice sus secretos. Es más oído que escritura. Esto es algo que aprendí de Guillermo Velázquez, quien es nuestro juglar de fiesta y quebranto. Para mi gusto es el máximo exponente de la décima en el mundo. Yo aprendí de los huapangueros de la Sierra Gorda. La rima es mucho más oído que tinta. Hay que tener a la mano las palabras no sólo por su sonoridad, sino por su cercanía con la experiencia. La rima es una idea, una manifestación del corazón.

Hay quienes no ven diferencia entre rimar en el son o en el rap. Opinó: “Hay vasos comunicantes, pero también diferencias. El rap utiliza estructuras mucho más libres. Cada tradición tiene sus particularidades y en el rap la décima tiene que ser más veloz. En el son arribeño, por la melodía, uno se puede tardar más. Hay tradiciones en las que se improvisa mucho más rápido. Hay unas tradiciones con melodías más largas y en ese caso se tiene tiempo para improvisaciones.

He subido a la tarima con Guillermo Velázquez, hemos participado en balonas, y me he dado cuenta y reforzado que la décima se dice desde el corazón y que no basta con conocer la estructura. En la Sierra Gorda tienen a la décima como un discurso congruente y sólido. Debe comunicar; no sólo es pirotecnia.

En el MAP habrá son, blues, huapango, versada, décima, baile y algunas sorpresas e invitados especiales.