Domingo 10 de julio de 2016, p. a16
La educación Montessori ensayada en este libro es la enseñanza de una ética desde la educación infantil. Ésta no como un llegar a ser tal o cual persona, sino un continuo comportarse desde la educación primera, esa necesaria interacción con el otro que debe ser asumida a partir de construcciones educativo-sociales, ya que en la escuela no sólo se aprende, sino que también se aplica lo aprendido, y ese conocimiento será parte de la base que permitirá acumular otros aprendizajes, no como estructuras, más bien rizomático.
Aunque justo en los días en que leía este libro surgió un problema en un kinder Montessori. Todas las noticias apuntaban a un abuso a varios alumnos por un profesor. Este asunto plantea muchas interrogantes. Por ejemplo, conocer la verdad en relación a si fue cierto todo ello, o si se trató de un abuso premeditado, y qué harán los padres y autoridades educativas al respecto. Pero la más importante es, de haber sido cierto el caso, ¿hasta qué punto la educación Montessori podría ayudar a esos pequeños a superar este asunto que, sin duda, les generará un trauma para toda la vida?
Sería injusto atribuir a este autor situaciones que no le corresponden, en particular este terrible caso, pero entonces de qué manera podríamos colegir lo aquí ensayado por el autor y las actitudes de los profesores
que imparten clases en esos institutos. Sobre todo cuando se considera que en una escuela Montessori se tiene cierta ética respecto de la educación primera de los estudiantes, donde se supone que un adulto que educa
sabe cuáles son las consecuencias de sus actos, pues ejercer esta actividad docente, escribe Mansur Garda, requiere de una imagen de persona y de valores, un ideal o modelo ejemplar que sea orientador e inspirador
.
Aquí, el autor cita palabras de María Montessori, fundadora de esos institutos, por ejemplo, que ella prefería usar la palabra guía para referirse al maestro, pues todo guía debe educarse, aprender de sí mismo y del niño, dejarse guiar por la naturaleza de éste si de verdad quiere educar
. Reciprocidad, pues.
También enumera tres importantes etapas en el desarrollo del niño. La primera se refiere al lenguaje oral, a la forma en que los pequeños lo aprenden, que es algo intrínseco a todo ser, que después derivará en lectura y escritura. La segunda, el desarrollo de la conciencia moral
, en la que el infante comienza a distinguir entre el bien y el mal, y es éste uno de los momentos más difíciles, pues es donde empieza a hallar su luz interior
. El tercero se refiere a la integración grupal y el desarrollo de sus habilidades.
Todo esto está muy claro e interesante, pero la pregunta que surge es. ¿por qué entonces sucedió esta atrocidad? Si una de las máximas de Montessori es: Impedir al niño todo aquello que pueda ofender o perjudicar a los otros y todo lo que significa un acto indecoroso o grosero
. No podríamos culpar jamás a un menor de edad por su mal comportamiento si no se conoce un poco de su entorno social y familiar. Aunque analizado con frialdad, este libro ofrece algunas propuestas que ayudarían a erradicar o disminuir estos problemas que afectan a escala mundial.
Título: De la casa de los niños a la morada del ser
Autor: Juan Carlos Mansur Garda
Editorial: Herder
Páginas: 249
Espía o aliada
Hay tres cosas que nunca le perdonaré a mi padre: que acabara con mi primer amor, Alekséi Kapler, al enviarlo al gulag; que no me permitiera estudiar literatura, y que detuviera y ejecutara a integrantes de mi familia. Estas son confesiones de Svetlana Allilúyeva, única hija de Yósif Stalin.
Casi nunca la familia de los dictadores, líderes espirituales o dirigentes políticos hacen públicas declaraciones de esa índole. Asumimos que viven bien, que tienen todas las comodidades para dedicarse a largos e interminables placeres, y que el mundo más allá de sus círculos de allegados les importa poco.
Pero en este caso, haber sido la hija de Stalin tuvo sus complicaciones. Por supuesto que ella no eligió nacer de él ni en ese momento, mucho menos eligió ser de sexo femenino, ya que haber sabido lo que le esperaba se lo habría pensado muy bien. Su padre la atormentará repetidas veces por esta causa frente a otros políticos importantes de la entonces URSS.
Esta novela es un constante y largo intento de desprendimiento de su condición familiar. Incluso es imposible no darle una interpretación geopolítica: la hija única y legítima del líder de la entonces URSS pide asilo al país enemigo
o contrario
a la ideología comunista, a Estados Unidos. Este asunto generará un interesante clima de incertidumbre en el lector, pues ambos países además de disputarse en esos momentos el orden mundial, se verán confrontados por un asunto de otra e imprevisible importancia: una pieza clave que deberán descifrar, pues podría tratarse de una infiltrada, o de una verdadera aliada. Usted dictaminará, estimado lector.
Título: Las rosas de Stalin
Autor: Monika Zgustova
Editorial: Galaxia Gutenberg
Páginas: 329
Meta de la sexualidad
A finales del siglo XIX, Sigmund Freud exploraba de una manera inédita la sexualidad humana. Extendió sus investigaciones a esa noción para hacer de ella una disposición síquica universal y la erigió en la esencia misma de la actividad, sobre todo, de los hombres.
Para 1900, Freud anunciaba su intención de celebrar la primacía del sicoanálisis sobre la política y de hacer de su doctrina recién elaborada (La interpretación de los sueños) el instrumento de una revolución: cambiar al hombre mediante la exploración de la cara oculta de sus deseos.
Aunque el descubrimiento del sicoanálisis marcó un punto importante en la investigación de la mente, sus postulados no han tenido un desarrollo favorable, ya no se diga evolutivo. Guilles Deleuze, por ejemplo, refutó esas teorías en el libro El anti-Edipo, y ya pocos le creerán a Freud después que ese filósofo argumentara que Edipo es primero una idea de paranoico adulto, antes de ser un sentimiento infantil de neurótico
.
Sin embargo, en esta larga y completa biografía, sabremos que Freud dedicó buena parte su tiempo al estudio de los sueños, y que, habituado al consumo de drogas, se entregaba con facilidad a intensas actividades oníricas. Llevaba, además, un diario de sus sueños.
La autora de este libro cita algo importante, y es que para Freud la meta de la sexualidad humana no es la procreación, sino el ejercicio de un placer que se basta a sí mismo y escapa al orden de la naturaleza.
Título: Freud en su tiempo y en el nuestro
Autor: Élisabeth Roudinesco
Editorial: Debate
Páginas: 619
Texto: José Rivera Guadarrama