Estado malhechor
uando pensamos en las cosas que a diario nos duelen en el país, muchos nos preguntamos si vivimos en una democracia en construcción, en una dictadura cada vez más imperfecta o si sólo estamos secuestrados por el capital, cárteles de narcos, banqueros y gobernantes nefastos.
El necio pero necesario recuento: millones de niños en pobreza extrema; millones de jóvenes desperdiciando su edad; mujeres asesinadas todos los días impunemente; muchos miles de muertos sin tumba y familias en busca de sus muertos… es inevitable preguntarse ¿a dónde nos están llevando?
¿Por qué los recortes caen sobre Salud y Educación y no sobre los despilfarros, desfalcos y sueldos de virreyes que se embolsan funcionarios, jueces y legisladores sin cumplir sus tareas como debieran?, mientras sabemos de aumentos ridículos a maestros y de cero incrementos a médicos en hospitales del sector salud desde hace 16 años.
Revisando estos datos ingratos encontré un concepto que ayuda a entenderlos mejor: Estado malhechor, expresión de Daniel Jorge Cano, especialista argentino.
El Estado malhechor –explica DJ Cano– es una construcción mental, una tentativa de sintetizar críticamente los rasgos del tipo de Estado que creemos opera hoy en día en la periferia internacional o, en palabras de Aldous Huxley, en la periferia del Brave Global World.
La denominada crisis del Estado benefactor –explica Cano– no desembocó en el sueño liberal de un Estado mínimo; por el contrario, lo que ocurre en varios países de América Latina no es una reducción de su rol, sino un cambio de beneficiarios. Se trata de un Estado agresivamente interventor en materia de regulación regresiva de las relaciones sociales.
Se trata de un Estado maleante
, con rasgos predatorios, que rapiña y consume injustificada e impiadosamente energías y recursos de la sociedad. La apropiación de la renta social por parte de individuos y grupos encaramados en el Estado –que operan mediante variados mecanismos ilegales o en la frontera de la ley: patrimonialismo, corrupción, prevaricato, nepotismo, compraventa de cargos, tráfico de influencias, etcétera.
El Estado malhechor es para DJ Cano, entre muchas otras cosas, un Estado perverso, nocivo y vejatorio como bien le conocemos en México: arrogante con el pueblo, sumiso con los dueños del capital.
(PS. Va gran abrazo para mi querida maestra Justa Ezpeleta).