De verdades fundamentales y engaños monumentales
l Senado de la República representa a quién? Hubo tiempos en que fue un honroso cuerpo legislativo portador de las voces de la Federación, con el sacrificio de Belisario Domínguez como emblema y el reconocimiento que año con año se hacía a compatriotas nuestros por sus servicios a la patria, cuando todavía teníamos Patria. Hasta que hace poco, la mayoría del Senado se arrodilló frente al dinero con que un hombre multimillonario supuestamente benefició a lo que se supone que es nuestro país, es decir, una serie de intereses particulares sobre una aplastante masa de necesidades crecientes de los mexicanos, incluidas las clases medias empobrecidas, cuya mayor carencia son el cada vez menor poder adquisitivo de los salarios con la cada vez más cuestionable calidad nutritiva de los alimentos, mientras que para todos los demás es el hambre pura y simple.
¿Será posible que los integrantes de este mismo Senado den otro paso en el sentido de premiar intereses empresariales contra la mayoría del pueblo? La pregunta viene a cuento porque a los miembros del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana (CCGM) y sus beneficiarios, reales o todavía aspirantes, se les ocurrió proponer ni más ni menos que una Ley Federal de Fomento a la Gastronomía Mexicana
(¡sic!) cuando la Ley General de la Alimentación, correspondiente al artículo 4º constitucional, párrafo 3º: Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará. (Adicionado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de octubre de 2011), que fue redactada durante la Legislatura LXII de la Cámara de Diputados, y aprobada bajo la presidencia de la Comisión de Alimentación presidida por la diputada Gloria Bautista Cuevas (PRD), se encuentra aún en proceso de dictamen en la Cámara de Senadores.
Resulta alarmante que el CCGM haya logrado el apoyo de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y organismos no gubernamentales para organizar una mesa de presentación sobre los alcances de la Ley Federal de Fomento a la Gastronomía Mexicana, desde su enfoque integral de derechos humanos y desarrollo económico-productivo de la cadena de valor que conforma la Gastronomía Mexicana
(¡recontra sic!, como escribiría Alfredo Jalife).
¿Gastronomía mexicana
? No existe sino en la imaginación de los chefs cuando hacen innovaciones y en las marcas de empresas que, para vender sus productos o capacitación de personal se denominan mexicanos, aunque sean pastiches o deformaciones de lo que tiene historia y contenido, pero que es despreciado por casi todos ellos, porque de otro modo respetarían a sus portadores y la autenticidad de productos y cocinas, como hacen en otros países. ¿Fomento desde un enfoque de derechos humanos? Pregúntese a quienes acuden a los foros o salones gastronómicos organizados por el CCGM con fondos de la Unesco y de empresarios nacionales o trasnacionales, cómo perciben el uso de las cocineras tradicionales como efigies en estrados, que usan los empresarios para vender productos nacionales o trasnacionales, mientras, entre feria y feria, las cocineras regresan a su realidad.
¿Cómo pueden ir al Senado, los miembros del CCGM, a proponer un desarrollo económico-productivo de la cadena de valor que conforma la gastronomía
, cuando fueron precisamente ellos quienes eliminaron del expediente, presentado ante la Unesco en 2010, los principios de preservar la milpa para conservar nuestras cocinas, que figuraban en nuestra iniciativa desarrollada por Cristina Barros? Esperemos que, contra el engaño monumental de dicha ridícula Ley Federal
, los asistentes exijan que salga ya la Ley Federal a la Alimentación. Porque, entonces sí: millones de mexicanos estarán social, económica y culturalmente protegidos. De otro modo confirmaremos de qué lado masca la iguana.