n el libro Dark Money, de Jane Meyer (Doubleday, 2016), se relata la historia de algunas familias de Estados Unidos cuyo poder proviene de empresas relacionadas con la extracción de carbón, petróleo y el proceso de otros minerales, como el aluminio y el cobre. Lo que más le interesa a su autora es destacar la forma en que varias familias se han servido de su gran poder económico para influir en la política del país.
A lo largo de sus páginas destaca la forma en que la familia Koch, que por cierto se benefició de sus negocios con Hitler y Stalin, aprovechó su poderío económico para influir en las decisiones políticas en Estados Unidos. En las postrimerías del siglo pasado, el patriarca de la familia fundó la que con los años sería una de las empresas más importantes en la extracción y procesamiento del carbón. Lo que en principio fue una meta para eludir el pago de impuestos, aprovechando las ventajas de la ley, con el tiempo se transformó en la conformación de un proceso ideológico de corte esencialmente libertario de extrema derecha. Su blanco han sido las políticas liberales del Partido Demócrata, y en los últimos años el presidente Barack Obama.
Antecedió a los Koch en esta tarea un empresario de nombre Richard Mellon Scaife, quien encontró una fórmula ideal para evadir impuestos: la creación de organizaciones no lucrativas
para el apoyo del arte, la cultura y la caridad. Exentas del pago de impuestos, son ideales para escatimar miles de millones en contribuciones. Bajo el amparo de la ley, se han creado miles de fondos y fideicomisos destinados a la promoción de organizaciones culturales y de beneficencia. Cualquiera que haya tenido la curiosidad de observar quiénes o cuáles empresas patrocinan una muestra en un museo, la presentación de una ópera, o programas de noticias en la televisión pública, caerá en cuenta de que los benefactores son un puñado de acaudaladas familias, como los Rockefeller, Mellon Scaife, o Koch. Es evidente que esa magnanimidad tiene muy poco que ver con su meta de proteger la cultura, a los incapacitados o incluso a los animales; detrás de ella está la intención de escatimar impuestos.
Muy pronto, un grupo de familias encabezadas por Mellon Scaife y Koch se percataron de que era necesario promover la elección de aquellos legisladores que estuvieran dispuestos al apoyo de las leyes que los beneficiaran. Se dieron a la tarea de crear universidades y centros de estudios ( think tanks) cuya finalidad era dar cuerpo a sus ideales conservadores. Paralelamente, crearon organizaciones con el fin de reunir los fondos necesarios para financiarlas.
El libro es profuso en detalles e información sobre la historia de estos y otros personajes que, en cierta medida, han pervertido la política para promover sus propios fines. Ejemplo reciente fue la promoción y apoyo a la ley Citizens United, mediante la que se abrió la puerta al ingreso sin límite de recursos en las campañas políticas. Es oportuno conocer el libro, que seguramente será traducido al español, ahora que se abre un periodo crucial en la vida política del país.