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Tasas de interés y desempeño económico
D

e acuerdo con Krugman (NYT, 12/7/16), la tasa anual de interés de los bonos a 10 años del gobierno estadunidense al viernes pasado fue de 1.36 por ciento, en tanto la de los bonos alemanes es de menos 0.19 por ciento. Como referencia, la tasa de interés que decide el Banco de México (BdeM) ha aumentado 100 puntos base para quedar en 4.25 por ciento anual. Se trata de una situación en la que en esos países el dinero resulta sumamente barato y, a diferencia de lo que advierte la ortodoxia monetaria, no se han generado presiones inflacionarias. Por ello la respuesta de los actores económicos en esos países debiera ser tomar dinero prestado para invertir en proyectos necesarios que generen el mayor impacto económico posible.

Tanto en Estados Unidos como en Europa ocurre que la tasa de inflación está por debajo de lo que las autoridades monetarias piensan que es conveniente. En México la tasa de inflación está dentro de lo que el BdeM ha determinado como su objetivo, tasa de entre 2 y 3 por ciento, ya que es de 2.54. Tenemos que ante la ausencia de presiones inflacionarias y, más bien, frente a fenómenos deflacionarios las tasas de interés se ubican en niveles extraordinariamente bajos, promoviendo el crecimiento, pero en México con una situación inflacionaria controlada y dentro del objetivo las autoridades deciden aumentos en la tasa de interés objetivo, sin considerar el impacto en la inversión.

La Fed ha actuado consistentemente: reduciendo primero su tasa objetivo hasta su límite mínimo y, luego, manteniéndola en ese nivel siete años. El BCE, por su parte, ha actuado con claras contradicciones. Inicialmente mantuvo su tasa en 4.25 por ciento, mientras la Fed las reducía y en julio decidió aumentarla 25 puntos base. En octubre el BCE se vio obligado a actuar coordinadamente con otros cinco bancos centrales que acordaron reducir sus tasas de referencia 50 puntos base. En abril de 2011, mientras la Fed mantenía su tasa objetivo en su límite mínimo, el BCE decidió aumentar 25 puntos base su tasa de referencia y tres meses después aplicó otro incremento de 25 puntos base. No sorprende que, por ello, la economía estadunidense pudiera recuperar su nivel de actividad económica cinco años antes de que lo consiguieran las economías de la eurozona.

El Banco de México ha actuado en esta larga coyuntura crítica iniciada en agosto de 2007 como el BCE. Durante 2008 mantuvo concentrada su atención en la inflación, cuando la economía global iniciaba la gran recesión. En 2009, al tiempo que la economía mexicana y el resto de las latinoamericanas recibían el impacto recesivo de las economías desarrolladas, el BdeM inició un proceso de reducción de su tasa objetivo. En cinco meses redujo esa tasa de 8.25 a 4.75 por ciento anual. Sin embargo, en junio de ese año advirtieron que el ciclo de relajación monetaria estaba cerca de concluir. No importó que al impacto recesivo se agregara el brote del virus de la influenza. El BdeM aumentó la tasa 25 puntos base en julio dejándola en 4.5 por ciento.

Naturalmente la economía resintió esta decisión, de modo que tuvimos un resultado recesivo del PIB muy importante. Otros bancos centrales latinoamericanos, como el chileno caracterizado como ortodoxo, actuaron de manera diferente. Llevaron su tasa a niveles cercanos a los estadunidenses y lograron amortiguar el impacto recesivo proveniente del mundo desarrollado. Como consecuencia de estas decisiones la economía mexicana ha tenido un desempeño alejado de los requerimientos del país y ha desaprovechado el ciclo de precios altos de las materias primas. En 2016, de nuevo, la junta de gobierno del Banco de México ha decidido aumentar la tasa. Lo hizo, primero, en consonancia con la decisión de la Fed, lo que resultaba explicable. Pero ahora su decisión se explica por otras razones.

Una razón está en la caída de las exportaciones y el mantenimiento de las importaciones, es decir, en el crecimiento del déficit en la cuenta corriente. Pese a la importante depreciación del tipo de cambio este déficit no se ha corregido. De modo que el BdeM ha actuado elevando la tasa de interés objetivo buscando evitar salidas de capitales que se mueven en correspondencia con variables globales. Lo cierto es que nuestra economía sigue en condiciones lejanas a las deseables y este 2016, de nuevo, el desempeño del PIB será menor a la meta fijada por el gobierno federal. El Banco de México mantendrá que está cumpliendo con su propósito ya que la inflación se moverá conforme a lo que ellos esperaban. Este propósito, sin embargo, difiere del que demanda la economía nacional y, más aún, del que necesitan los mexicanos.