Cleveland.

En su tercer acto, la Convención Nacional Republicana continuó con su tarea de buscar una manera de presentar a Donald Trump como la salvación de Estados Unidos y, tal vez, del mundo.

Pero su propio partido no está necesariamente de acuerdo.

A pesar de los intensos esfuerzos por imponer una imagen de unidad sobre un partido fragmentado por la insurgencia de Trump, quien ayer fue oficialmente coronado como su candidato presidencial, la noticia aquí es la continuación de una guerra interna.

El orador principal de anoche, Mike Pence, recién nominado candidato a la vicepresidencia y gobernador de Indiana, tenía esa tarea este miércoles, ya que fue seleccionado por Trump como un intento de complacer a la cúpula republicana. Pence, que muy recientemente conoció a su nuevo jefe –a quien criticó algunas de sus propuestas y antes había mostrado simpatía por Ted Cruz en las primarias–, intentó presentarse a la nación como un hombre de familia, sincero, sencillo y modesto. Soy cristiano, conservador y republicano, en ese orden.

Pence informó que primero fue demócrata hasta que se sumó a la revolución Reagan. El conservador antigay y antiaborto afirmó que es guiado por su fe y su amor, y, cumpliendo con su tarea, elogió a Trump como el líder de un movimiento, quien ahora es el candidato del cambio que tanto desea el pueblo ante la candidata demócrata de más de lo mismo.

Entre otros oradores –cuyo tema fue Hacer Estados Unidos primero de nuevo– estuvieron dos de los precandidatos más insultados por Trump durante las elecciones primarias, los senadores Ted (el mentiroso Ted) Cruz y Marco (pequeño Marco) Rubio. De hecho, Trump acusó al padre de Cruz de haber tenido algo que ver con el asesinato de John Kennedy e insultó la apariencia física de su esposa. Por tanto, la gran pregunta era si Cruz, y Rubio, quien se presentó vía video-mensaje, finalmente ofrecerían su apoyo al recién coronado líder de su partido. La respuesta fue no.

Cruz, quien ganó más delegados después de Trump entre los precandidatos republicanos y no había respaldado a Trump, solo mencionó al candidato una vez: para felicitarlo por obtener la nominación, el resto de su largo discurso se dedicó a los valores conservadores y a un regreso a la libertad y generar el amor. Destacó la urgencia de la lucha contra el terrorismo islámico, y el muro fronterizo.

Como casi todos los demás, se dedicó a satanizar a Barack Obama y Hillary Clinton. No llamó a votar a Trump, sino sólo a votar en conciencia en noviembre, algo que provocó abucheos de muchos delegados por su desafío.

Rubio tampoco apoyó a Trump en su mensaje videograbado, evitando presentarse en persona.

Trump sigue como el maestro de ceremonias de este espectáculo y entró en la arena justo al concluir Cruz –a propósito– para quitarle los faros a su rival. Rompiendo con la tradición, ha aparecido cada día de esta convención. Ayer, después de su arribo en su avión privado, y después en su propio helicóptero desde el aeropuerto, no resistió presentarse en su fiesta, subiendo al podio junto a Pence cuando concluyó su discurso.

Mientras tanto, el escándalo que ha distraído la atención nacional desde la primera noche de esta convención –el caso de plagio de una amplia parte del discurso de Melania Trump, la esposa del candidato– dio un giro más. Después de que Trump, sus jefes de campaña y líderes republicanos negaron la acusación (aun cuando la prueba estaba en las palabras escritas) y después acusaron a los medios liberales y a la campaña de Hillary Clinton de generar la controversia, hoy una empleada de largo tiempo de Donald Trump asumió la responsabilidad por haber insertado esos párrafos. Meredith McIver, quien había ayudado a Trump con sus libros, afirmó: fue un error, y me siento terrible por el caos que he causado a Melania y a los Trump, como también a la señora Obama.

Explicó que cuando se estaba preparando el discurso, Melania le dijo que admiraba el discurso de Michelle Obama en la convención de 2008, y algunos párrafos que le leyó Melania fueron insertados tal cual en el borrador. Bueno, por lo menos esa es la versión por ahora.

Newt Gingrich, el ex presidente de la cámara baja en los noventa y gran promotor de Trump (deseaba ser su vicepresidente), advirtió que el país está enfrentando una amenaza del terrorismo islámico que es aún peor que la del 11 de septiembre, y que solo Trump puede salvar el país.

Como ha sido habitual, también tomaron el micrófono una rara mezcla de figuras, entre ellas una ex astronauta, un pastor evangélico local y –como en todas las noches– otro integrante de la familia del candidato, en esta ocasión su hijo Eric.

Hay un esfuerzo por presentar el poco color que navega en el mar blanco de esta convención: ayer un pastor afroestadunidense y un hispano, hijo de inmigrantes latinoamericanos, tuvieron turnos en el podio.

Fuera de la arena, se informó que el Servicio Secreto está oficialmente investigando a Al Baldasaro, asesor de la campaña de Trump, quien llamó a la ejecución de Hillary Clinton por traición a la nación, reportó The Daily Beast.

Esto después de que anoche el ex precandidato presidencial Ben Carson, en un discurso muy revuelto, logró vincular a Hillary Clinton con Lucifer.

Mientras tanto, a pesar de que la plataforma del Partido Republicano afirma que la pornografía se ha vuelto una crisis de salud pública, según xHamster, uno de los principales sitios proveedores de pornografía en línea, el trafico de usuarios en Cleveland registró un alza sin precedente de 184 por ciento al sesionar la Convencion Republicana, reportó el New York Times. Mike Kulich, vocero del sitio, comentó: están haciendo a la pornografía grande otra vez (jugando con el lema oficial de la campaña Trump: Haciendo Estados Unidos grande otra vez).

Otros momentos destacados de la Convención Nacional Republicana