Acompañado por tres cardenales, entre ellos el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), José Francisco Robles Ortega; 53 obispos, incluido el secretario general de dicho organismo episcopal, Alfonso Mirada Guardiola; autoridades civiles, empresarios como Carlos Slim, políticos y 800 sacerdotes, el cardenal Norberto Rivera Carrera conmemoró ayer sus bodas de oro sacerdotal en la Basílica de Guadalupe.

Allí, previo a hacer pública una carta de felicitación que le envió el papa Francisco por su 50 aniversario de ordenación sacerdotal, Rivera Carrera, quien en menos de un año deberá solicitar al Vaticano su retiro por haber cumplido 75 años de edad, reconoció el apoyo y el grande cariño que le han brindado sus hermanos obispos de la CEM desde su ingreso a esa agrupación.

“En estos años recientes he sido enriquecido por el Señor, he podido caminar, he podido salir adelante por el apoyo, comprensión, amor y el cariño que he encontrado en la Conferencia del Episcopado Mexicano. Señores obispos de verdad les agradezco de corazón, no solamente la recepción –porque aquellos que me recibieron como joven obispo muchos de ellos intercederán por mí en el cielo– pero ustedes sí pueden recibir este agradecimiento de sus servidor, ustedes los cardenales, arzobispos, mis hermanos obispos que siempre me han mostrado un enorme apoyo y cariño; de verdad muchas gracias.”

Asimismo, recordó sus inicios como sacerdote, su nacimiento en un “pequeño pueblo del municipio de Tepehuanes, Durango, y lo que significó ser nombrado arzobispo Primado de México. Dijo que muchos que llegan de provincia no se sienten a gusto en la capital del país, pero cuando llegan a conocerla llegan a amarla no sólo por su historia y su belleza, sino por todo lo que significa, y en su caso también por el presbiterio comprometido y bien formado que tiene. Consideró que esta última es una de las grandes riquezas de la arquidiócesis que preside.

Reconoció que antes de llegar la ahora Ciudad de México algunos quisieron asustarme por los múltiples problemas de esta capital, pero insistió en su amor por este lugar.

A la homilía también asistió, Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos; el panista Diego Fernández de Cevallos; Marta Sahagún; Carlos Romero Deschamps, líder petrolero; Antonio Chedraoui Tannous, arzobispo de la Iglesia ortodoxa antioqueña en México; el empresario Olegario Vázquez Raña y algunos de sus familiares, además de Carlos Slim. Entre los cardenales estaba el emérito Juan Sandoval Iñiguez.

Tras la celebración religiosa el cardenal ofreció una comida para mil 200 personas en la Plaza Mariana.