Estudios recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalan que la violencia contra las mujeres llega a costar a las naciones alrededor de 3.5 por ciento de su producto interno bruto (PIB).

Al dar a conocer esta información, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) indicó que, más allá del daño y las consecuencias sociales y familiares de la agresión contra las mujeres, ésta genera un elevado costo en los mercados laborales, que repercute incluso en la economía de las naciones.

Indicó que hay estimaciones de otros organismos, como el Foro del APEC, que señalan que las pérdidas económicas por esa brutalidad rebasan 5 por ciento del PIB en algunas naciones, ya que se ocasionan quebrantos no sólo a escala individual, sino familiar o comunitaria.

Esto es porque incluso son las propias mujeres víctimas, quienes destinan parte de sus ingresos y mucho de su tiempo para acceder a tratamientos médicos, sicológicos, asesorías jurídicas, o cualquier otro apoyo, además de que se genera baja productividad, pérdida de días laborales, inasistencias y retardos, entre otros daños.

Así, lesiones, problemas sexuales, enfermedades crónicas, desórdenes mentales, como ansiedad y depresión, al igual que el abuso de sustancias, son algunas de las principales consecuencias del maltrato que reciben miles de mujeres en el mundo, detalla la información de la cancillería.

Expuso que incluso, la violencia contra las mujeres tiene costos que aún no son medibles, derivados del daño emocional que afecta a las víctimas, a sus familiares y a la sociedad en su conjunto. De hecho, se afirma que por cada mujer que está inmersa en una situación de brutalidad, son varias generaciones posteriores que también padecerán las consecuencias.

Por último planteó que erradicar la violencia contra las mujeres es un camino para garantizar mejor calidad de vida para la sociedad en general, pero también una forma de impactar positivamente en la economía de las naciones.