o informó Enrique Ochoa Reza (EOR) si recibirán una millonaria compensación quienes fueron despedidos ayer del Comité Ejecutivo Nacional priísta (es decir, si se reproducirá la práctica de generosidad presupuestal que se adjudicó el propio EOR al dejar la dirección de la Comisión Federal de Electricidad), pero, por lo pronto, ayer anunció cambios en el equipo directivo del partido de tres colores, presuntamente en el poder.

Es llamativa la vocación restauradora de complicidades grupales e incluso la recurrencia a cuadros políticos desfasados, ya casi olvidados, para integrar un comité priísta que pretende propiciar la apariencia de cambios y modernidad. Véase, por ejemplo, el arribo de Héctor Gómez Barraza a la estratégica secretaría de operación política, cuyo último cargo importante fue el de director del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), sin mayor experiencia política, electoral o partidista que el formar parte del grupo de Emilio Gamboa Patrón (fue su secretario particular), el nuevo héroe de aventuras por cielo, mar y tierra en áreas naturales protegidas de Yucatán, pillado en plena filmación de entendimientos turísticos (por supuesto) y eventualmente inmobiliarios con un amigo de toda la vida, siempre mencionado como uno de los prestanombres de planta, contratista de los gobiernos federal y yucateco que organizó un paseo de película (atento, maestro Scorsese: acá hay otros Buenos muchachos) para el todopoderoso senador y un funcionario federal relacionado con puertos.

En el nuevo batidillo tricolor Ochoa Reza reacomodó en la secretaría de organización a Arturo Zamora, el abogado jalisciense que aspira a ser nuevamente candidato a gobernador de Jalisco, luego de que en el primer intento, en 2007, lo descarriló un ataque panista de última hora (marca Calderón-González Márquez) que trató de involucrarlo con asuntos del crimen organizado. En la secretaría de administración y finanzas fue ratificado Luis Vega Aguilar, quien había ocupado cargo similar de 2004 a 2011 en el PRI del estado de México y se ha mantenido en el cargo nacional durante las presidencias de Pedro Joaquín Coldwell, César Camacho, Manlio Fabio Beltrones y, ahora, Ochoa Reza, ¡todo un experto!

Y presuntos enfilamientos hacia eventuales candidaturas a gobernador para hijos de priístas de renombre: el chiapaneco Roberto Albores Gleason en la secretaría de gestión social, y el queretano Mauricio Ortiz Proal (hijo de Fernando Ortiz Arana) en una secretaría general adjunta. Con un premio de consolación (una secretaría de vinculación con instituciones educativas ¿?) para Blanca Alcalá, quien perdió la elección para gobernar Puebla. Una concesión (la secretaría jurídica y ¡de transparencia!) a la coalición Coahuila-Hidalgo que representa Alma Carolina Viggiano Austria, diputada federal por un distrito con cabecera en Huejutla de Reyes, Hidalgo, y esposa del gobernador de Coahuila, Rubén Moreira. Y la reaparición de Silvia Hernández Enríquez, tres veces senadora, especialista en asuntos internacionales. El nuevo PRI.

La fiscalía de la Audiencia Nacional de España realizará indagaciones por su cuenta respecto del asesinato de María Villar Galaz, quien fue secuestrada luego de salir de su trabajo en IBM en Santa Fe y, según lo que hasta ahora se ha ido señalando, habría abordado un taxi en Patio Santa Fe, donde ahora se revela que con frecuencia se apostaban vehículos que no pertenecían al sitio de autos de alquiler. No son los españoles los únicos que desconfían de los resultados que da de manera oficial el gobierno mexicano, sobre todo en el contexto de una súbita resolución aparente de casos relevantes, tanto en la Ciudad de México como en el estado de México o en expedientes relacionados con sacerdotes.

En Veracruz hay fundada preocupación y acumulada indignación al saberse que cuatro universitarios fueron desaparecidos. Según las denuncias presentadas ante las cada vez más ineficaces autoridades veracruzanas, Génesis Deyanira Urrutia Ramírez, Octavio García Baruch, Alan Arroyo Prado o Leo Arano, y otro joven, fueron tomados con violencia por personas desconocidas, sin que se sepan los motivos a la hora de redactar estas líneas. Desde luego que está presente en familiares y ciudadanos de aquella entidad el recuerdo de lo sucedido meses atrás en Tierra Blanca, donde policías municipales secuestraron a jóvenes que venían del puerto de Veracruz y los entregaron a grupos criminales que los asesinaron y disolvieron sus restos.

Los pleitos entre los gobiernos federal y de Veracruz, luego de años de militante complicidad, han colocado a esta entidad en situación doblemente peligrosa, pues a la vocación delictiva de las autoridades locales se aúnan ahora los forcejeos y provocaciones entre poderes priístas y, además, del grupo de Javier Duarte de Ochoa respecto al del sucesor Miguel Ángel Yunes Linares. El tramo que aún falta para que el panista sustituya al priísta (el relevo será el primero de diciembre) está sembrado de trampas grupales y de una enfermiza búsqueda de hacerse daño entre bandos, con la población civil en medio. A fin de cuentas, ni se realizan maniobras desde Los Pinos para quitar del poder al decadente y políticamente apestado Duarte de Ochoa, ni se organizan mecanismos de protección de la sociedad para evitar que esa suerte de vacío de poder sea aprovechado para maniobras criminales facciosas.

Astillas

Otro organismo internacional sanciona a México, pero no por la grave crisis de derechos humanos o la corrupción desbordada en el ámbito gubernamental, sino por el grito futbolero de ¡Puto!, que a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) le parece inaceptable por homofóbico, y por ello, 600 mil pesos de multa ha impuesto a su versión local, la Federación Mexicana de Futbol (FMF). Controvertida interpretación de los federativos extranjeros respecto de una expresión masiva en los estadios.… ¡Hasta mañana!

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