Las fichas para cruzar la frontera se vendían o se clonaban
Miércoles 5 de octubre de 2016, p. 5
Tijuana, BC.
Autoridades municipales de Tijuana marcan con plumones a migrantes mexicanos para darles un turno que les permita formarse en la garita que comunica a México con Estados Unidos y tramitar una solicitud de ingreso al país vecino. En Tijuana hay actualmente dos tipos de avalancha de migrantes: una de haitianos y africanos, y otra de michoacanos y guerrerenses.
Francoise es una mujer que salió del Congo hace más de un año dejando a sus cinco hijos al cuidado de su madre; sufrió asaltos, comió poco, durmió menos y caminó días enteros para llegar a México y trasladarse a Tijuana. Cuando pasó por Brasil escuchó que Estados Unidos podía darle asilo y que aquí tendría su ficha de entrada.
La ficha es un sello que la Dirección Municipal de Atención al Migrante, a cargo de Rosario Lozada Romero, y el Instituto Nacional de Migración (INM) colocan en un oficio de salida otorgado por el gobierno de México, que autoriza permanecer en el país durante 20 días, y que Estados Unidos exige como requisito para atender solicitudes de asilo.
A los primeros migrantes que llegaron se les entregó una ficha que se eliminó porque se vendían o clonaban, pero hay mexicanos que también pedirán asilo, a quienes –acusaron solicitantes– la autoridad municipal les pintó el brazo o su ropa para indicar el turno en que recibirían su pase.
Entre los mexicanos hay familias completas que huyeron de Michoacán, Guerrero y otros estados por la violencia, quienes hacen fila en el puente El Chaparral, de entrada a Estados Unidos. Una mujer mostró su brazo marcado, lo que consideró violatorio a sus derechos humanos.
Francoise es una de los 8 mil 500 haitianos y africanos que han llegado a Baja California desde el 26 de mayo, con intención de cruzar a Estados Unidos; arribó el 2 de octubre con 300 personas que se concentraron frente al Desayunador Salesiano del Padre Chava, para pedir una ficha.
Formaron una multitud de mujeres –algunas embarazadas–, niños pequeños y hombres que activistas consideran una muestra de la crisis que se vive en esta frontera y exigen que los gobiernos asuman la atención que les han retirado casi en su totalidad, y que para el delegado del INM, Rodulfo Figueroa Pacheco, es una ‘‘contingencia’’.
El desayunador es punto de reunión, porque está junto al módulo donde se otorgan los sellos; es un albergue que desde mayo recibe sólo a mujeres y proporciona alimento a más de mil personas cada día. Queda a menos de 300 metros de la barda fronteriza.
Un intenso olor a excremento y orina prevalece en torno a la zona. Figueroa responsabiliza a los migrantes que permanecen en el lugar en espera de su sello, o comida y ropa que les llevan tijuanenses; asimismo, pidió canalizar la ayuda a los centros de acopio instalados por el gobierno estatal del panista Francisco Vega de Lamadrid.