Eduardo González Quirarte, El Flaco, uno de los principales operadores del cártel de Juárez, solicitó un amparo contra la orden de aprehensión vigente desde 1997, luego de que se descubrieran los vínculos de Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, con el general Jesús Gutiérrez Rebollo, y la búsqueda de un acuerdo con la cúpula militar para que dejaran al capo retirarse.

En el expediente 721/2016, iniciado por el juzgado sexto de distrito en materia de amparo, con sede en la Ciudad de México, González Quirarte solicitó la protección de la justicia federal contra la orden de aprehensión que lo acusaba de delitos contra la salud, en el expediente conocido como el Maxiproceso, en el cual se dictó sentencia condenatoria al general Jesús Gutiérrez Rebollo y una decena más de militares.

La audiencia constitucional de este juicio de amparo se ha pospuesto en dos ocasiones, pero ya se entregaron las constancias que refieren que González Quirarte era uno de los principales operadores financieros de Amado Carrillo Fuentes, y también que llevaba a cabo acciones que beneficiaban a esa organización criminal.

En ese contexto, González Quirarte es señalado en la investigación de 1997 como parte de la estructura del cártel de Juárez, y también como uno de los informantes que colaboraron con el Ejército Mexicano para afectar las operaciones del cártel de los hermanos Arellano Félix, principalmente.

Tomás Colsá McGregor, llamado el joyero de los narcos, declaró a la Procuraduría General de la República en 1997 que Eduardo González Quitarte era uno de los administradores de los bienes de Carrillo Fuentes, encargado de adquirir armamento y aparatos de radiocomunicación e inteligencia para el cártel de Juárez.

Según la indagatoria, como parte del grupo de narcotraficantes, González Quirarte y su familia arrendaban las tierras que circundan la quinta región militar para sembrar maíz, aunque el entonces encargado de esas instalaciones, Gutiérez Rebollo, sabía que Amado Carrillo Fuentes y El Flaco eran compadres.

Antes de que Amado Carrillo fuera sometido a una cirugía que le cambiara su fisonomía y falleciera, González Quirarte se reunió con altos mandos de la Sedena para solicitarles que no persiguieran más al líder del cártel de Juárez. Todo ello a cambio de 60 millones de dólares, pero no se llegó a ningún arreglo.