El asesinato de sacerdotes es un tema que se discute ampliamente en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la cual elaboró un reporte con los casos ocurridos en el país, señaló el obispo Adolfo Castaño Fonseca, representante de la provincia eclesiástica de México ante esta instancia y titular de la tercera vicaría de la Arquidiócesis de México.

Entrevistado en la jornada social Desigualdad y trabajo en México, expuso que en la CEM hemos entrado en un discernimiento sobre estos hechos. Sí es un tema que estamos dialogando, pero es parte de un todo, (pues) no sólo nos preocupa la cuestión de los sacerdotes, nos preocupa (también) la situación de la violencia generalizada en todo el país.

Esta semana el Centro Católico Multimedial informó que en la actual administración han ocurrido 23 agresiones violentas contra religiosos y miembros de la Iglesia. De éstas, 15 fueron homicidios de sacerdotes y seis laicos y la desaparición de dos presbíteros. Los más recientes son los asesinatos de los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Juárez de la Cruz, ejecutados en Poza Rica, Veracruz, y el asesinato de José Alfredo López Guillén en Puruándiro, Michoacán. A principios de este mes cuatro jóvenes evangelizadores católicos fueron torturados y asesinados a tiros en Michoacán.

Castaño Fonseca consideró que la carencia de valores ha llevado a la falta de respeto a la vida, y admitió que a la Iglesia católica le ha faltado llegar a su grey.

Tenemos que seguir trabajando mucho, evangelizando, convirtiendo e invitando a la conversión. Nos ha faltado; tenemos mucho trabajo que hacer, y ahora más que nunca.

Algo habitual

Por su parte, el cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, expuso en videomensaje que todos los días vemos en los noticieros repetidas muertes de hombres y mujeres en toda la entidad y en otros estados de la República, y se dan como algo ya habitual.

Tras hablar de los sacerdotes asesinados, aseguró que hemos perdido el sentido del respeto a la vida.

Ante esto, la gran responsabilidad de la sociedad y de la Iglesia es “fomentar el respeto a la vida, denunciar la existencia de armas mortales –que desgraciadamente proliferan– e ir venciendo y superando este clima de miedo, de inseguridad, por medio de una cultura de respeto a la vida, a través de un sentimiento verdaderamente fraterno con el que los asuntos se arreglen, no por la violencia, sino siempre en la paz y en la reconciliación”.

José Trinidad Zapata Ortiz, obispo de Papantla, indicó en un escrito que podemos palpar que la búsqueda de poder y dinero son los padres de la situación que estamos viviendo, y sus hijos son la corrupción y la impunidad que están fuertemente arraigadas en nuestro país.

Tras lamentar el asesinato de presbíteros, dijo que los esfuerzos del Estado para combatir la violencia no han dado los resultados que la sociedad espera para recuperar la paz y la tranquilidad en los hogares, en las calles o en los lugares de trabajo.