Cultura
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Grand Palais: continuo reconocimiento al arte mexicano
A

l hablar de arte mexicano siempre lo identificamos con una serie de ideas alrededor del fin de la Revolución Mexicana, cuando se recogen todas las ideas, los programas sociales, y esto se identifica básicamente con Diego Rivera, Siqueiros, Orozco, pero analizando el papel que cada uno de estos artistas desempeña vemos que tienen antecedentes, existen otros artistas que a inicios del siglo XX ya eran destacados, como es el caso del pintor Saturnino Herrán o Roberto Montenegro.

Esto es lo que significa la exposición México 1900-1950: Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias, inaugurada en el extraordinario Grand Palais de París, Francia, no tiene precedente similar en las décadas recientes. La intención es mostrar un rostro mucho más completo del arte mexicano del siglo XX y la diversidad cultural que representa.

La iniciativa para integrar la exposición surgió en 2014 durante la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Francia, en la que se acordó con el presidente François  Hollande hacer una magna exposición en alguno de los lugares más emblemáticos de Francia. Fue una manera de recuperar lazos culturales a raíz de la suspensión del año dual México-Francia.

El movimiento artístico mexicano del siglo XX se desprende desde una recuperación del mundo indígena, del reconocimiento del talento de grandes artistas, de muchos pintores, así como de un gran número de mujeres que ya están creando desde el principio del siglo y que representan una continuidad que llega hasta 1930.

La exposición permitirá al público tener elementos para una nueva valoración del arte mexicano, que es en el propósito, darle una renovación al modo en que se aprecia nuestro arte, que no era nada más un arte para México y para los mexicanos, fue parte de las vanguardias internacionales en los años 30 que luego por otras razones, más de tipo político, se fue diluyendo ante el surgimiento de la era del macartismo, entonces el interés decayó en Estados Unidos, en Europa se mantuvo y en México ha estado presente.

La muestra reúne 203 obras de 20 colecciones principales nacionales, 10 internacionales y 31 particulares, y está organizada en cuatro ejes temáticos: Arte antes de la Revolución; México y la Revolución; Las otras caras de la Escuela Mexicana, e Hibridaciones: encuentro de dos mundos. Hay obra de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, pero también de muchos otros, como Saturnino Herrán, Roberto Montenegro, Miguel Covarrubias, Rufino Tamayo y también está la labor creativa de mujeres como María Izquierdo, Nahui Olin, la propia Frida Kahlo, Leonora Carrington.

A través de la muestra podemos ver una continuidad del arte mexicano, y esto es importante. En las primeras décadas del siglo XX, el arte mexicano es parte de las vanguardias internacionales. Se muestra que hay una continuidad que nace desde 1900 hasta llegar al arte contemporáneo con Rufino Tamayo o Gabriel Orozco.

La exhibición está conformada por 119 pinturas, 27 esculturas, 25 dibujos, 11 grabados, 19 fotografías y dos videos. Esta es una oportunidad para mostrar al arte mexicano como un arte en continuo renacimiento, no era sólo el quehacer de unos cuantos jóvenes pintores, todos eran personalidades ya hechas, por ejemplo, Diego Rivera en 1917 tiene ya uno de los grandes cuadros cubistas. Todo esto cambia mucho el panorama y le da una dimensión mucho mayor al arte mexicano. Esta muestra contribuye a mostrar el rostro más noble que tiene México, que es su cultura.

* Titular de la Secretaría de Cultura federal