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Merkel apremia a Kiev a hacer las reformas que piden separatistas

Líderes reiteran discrepancias sobre una salida al conflicto en Ucrania
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 21 de octubre de 2016, p. 28

Moscú.

Ante el deterioro de la situación en el este de Ucrania, donde los cotidianos tiroteos y la creciente tensión amenazan con derivar en una nueva fase de guerra fratricida, los líderes de los países que integran el llamado Cuarteto de Normandía se reunieron anoche en Berlín para intentar reanimar el proceso de negociación de un arreglo político del conflicto que enfrenta al gobierno de Kiev con las regiones separatistas de Donietsk y Lugansk.

Después de tres horas y media de discusión, la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, en calidad de anfitriona, y los presidentes de Francia, François Hollande; de Rusia, Vladimir Putin, y de Ucrania, Petro Poroshenko, sólo reiteraron sus discrepancias, pero al menos –y en el actual contexto es una buena noticia– no quisieron dar por cerrado ese formato de negociación, que se lleva a cabo con la mediación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Al coincidir en que no hay alternativa de paz al proceso de Minsk-2, los dirigentes dejaron abierta la puerta para elaborar una suerte de hoja de ruta para cumplir los compromisos adquiridos en la capital de Bielorrusia, que siguen sin llevarse a la práctica desde que se firmaron en febrero de 2015.

Antes de que conlcuya noviembre siguiente, los ministros de relaciones exteriores de los cuatro países deberán tener listo ese documento, que pretende establecer el orden en que los acuerdos suscritos hace un año y ocho meses tendrán que concretarse.

Hasta ahora, las diferencias de fondo acerca de esa secuencia cronológica han conducido a un estado de ni guerra ni paz, en el cual Kiev se niega a emprender la parte política de lo pactado en Minsk-2 mientras no recupere el control completo sobre su frontera con Rusia.

A juicio de Merkel, Ucrania podrá recuperar el control completo de sus fronteras sólo al final del proceso y apremia a Kiev a emprender la reforma constitucional que demandan los separatistas para seguir formando parte de Ucrania, una vez que obtengan el prometido estatus especial para la zona de Donietsk y Lugansk que controlan con ayuda de Moscú.

Y como parte del círculo vicioso, Kiev revira que los dirigentes separatistas carecen de legitimidad en las urnas, aunque admite que no se han dado condiciones para realizar elecciones ahí.

De las declaraciones formuladas por los participantes al término de su reunión en Berlín, se infiere que la única novedad es, en principio, el consenso para enviar un contingente policial de la OSCE, pero aún no se ha definido cuándo y dónde podrá emplazarse, para decirlo sin ambages, esa misión militar que tendrá funciones de fuerza de pacificación.

Es claro que el proceso negociador no podrá avanzar si las partes involucradas en el conflicto –y falta un quinto país muy implicado en los asuntos internos de Ucrania, Estados Unidos, que no participa en las negociaciones del Cuarteto de Normandía– no asumen posiciones más flexibles.

Así las cosas, tanto en Kiev como en las regiones separatistas hay influyentes sectores que se oponen a realizar cualquier tipo de concesión y grupos paramilitares que, manchados de sangre y un largo historial de abusos y saqueos, siguen lucrando con el caos generado por la guerra.