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Después de seis años, el festival vuelve a su lugar de origen: la delegación Tlalpan

Ollin Kan, 13 años en resistencia contra la uniformidad del gusto

La música pasa por un momento increíble, afirmó en entrevista Eblen Macari, quien participó en la inauguración

Veintisiete grupos de más de 15 países muestran desde el jueves pasado su riqueza

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Para Eblen Macari, lo bueno de la globalización es que las músicas no pierden su carácter y los chavos de hoy están abiertos.Foto cortesía Ollin Kan
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En la imagen, el percusionista Francisco BringasFoto cortesía Ollin Kan
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de octubre de 2016, p. 8

La noche del pasado jueves, en el jardín central de la delegación Tlalpan, comenzó el 13 Festival Internacional Ollin Kan, dedicado a las músicas del mundo en resistencia, que se caracterizan por su calidad y originalidad sonoras, definió en entrevista José Luis Cruz, director de este encuentro que se desarrollará hasta mañana.

“Ollin Kan toma su voz del náhuatl y se refiere al ‘lugar del movimiento’, el sitio de la regeneración, del constante cambio en la creación y en la vida misma.”

El programa de inauguración atrajo a unas mil personas, anhelantes de oír otros sonidos, ecos de otros ámbitos. Pisaron el escenario Sfarad (México-Israel, creado en 1985, Sidartha Siliceo (México), sexto músico indio en conseguir el grado de doctor en sitar; Peteco Carabajal (Argentina), guitarrista que participó en dos discos de Mercedes Sosa, y Eblen Macari Ensamble (México-Líbano), con una trayectoria artística de 40 años, quien presentó algunas de las piezas de su nuevo disco, titulado De Beirut a Cosamaloapan.

Del Mediterráneo al Caribe

En entrevista, al final de su actuación, Eblen Macari explicó que mostró algo de lo que ha hecho en los cinco años recientes: Músicas del mundo, mías, esta música del Medio Oriente con el Mediterráneo. Hay puntos donde todo se conecta, hasta con la música mexicana. Todo está. Es un puente del Mediterráneo al Caribe mexicano, con el son jarocho. Lo mío no es un proyecto raro, sino que todo está ahí ensamblado. El son viene de la música española y ésta es una mezcla de músicas medievales, judías, del norte de África, árabes... de ahí tomamos esa influencia.

La plática se desarrolló detrás del escenario. El viento frío pegaba en el rostro de los asistentes, que buscaban unir sus calores.

Modesto, Eblen dijo ser sólo melómano, no investigador. “Me gusta la música. Tengo un amplio conocimiento de la música por músico, no por investigador. Oigo músicas, las comparo. Últimamente toco propuestas sonoras del mundo, como piezas inglesas, algunas tarantelas, sonidos de los Balcanes.

“La música tiende a unificarse con un común denominador. Acabamos de escuchar una raga bellísima de India, que se conecta con Persia, con música árabe. Nosotros descendemos de la influencia andaluza, afortunadamente. Pienso que la música se encuentra en buen momnento, como nunca.

“La música no ha perdido, al contrario, porque lo bueno de la globalización es que las músicas no pierden su carácter y ahí están. Los chavos de hoy están abiertos. Por ejemplo, mi hija tiene 20 años, es bailarina de ballet y oye músicas de todos lados. Incluso la comercial está llena de música del mundo. No veo tan cerrado lo las propuestas musicales de Televisa, e Internet ha permitido hallar cosas. ¡Es un momento increíble para la música! En Internet puedes hallar música de India, músicos antiguos.

No hay de qué preocuparse. Por eso son importantes festivales como el Ollin Kan. Hay que traer esta música a este gran pueblo. Sólo hay que acercar el arte. La música es para divertirse, para ser feliz. Si se intelectualiza, se enfría. A la gente le gusta tomar cerveza, cantar, estar a gusto.

Ese jueves, Eblen festejó su cumpleaños a su manera.

Por su parte, José Luis Cruz agregó que el Ollin Kan contiene expresiones musicales, dancísticas y rituales.

“Durante cuatro días, 27 grupos de más de 15 países mostrarán la riqueza de sus naciones. El festival vuelve a Tlalpan, con las músicas que resisten la devastación que provoca la globalización y sus políticas de saqueo y despojo de los pueblos del mundo.

De nueva cuenta esta delegación se convierte en un gran escenario para recibir a músicos y artistas de más de 15 países que tienen en común el libre ejercicio de las expresiones artísticas de su lugar de origen. El Ollin Kan es ya un legendario festival cultural y artístico.

Programación

Hoy a las 17 horas se presentarán AlolA Melón Brass Band, Polka Madre (México), Minino Garay & A Love Electric (Argentina), Keko Yoma (Chile), Rastro and The Smokers y Don Palabra (Colombia), Cheick Tidiane Seck (Mali). Para cerrar la jornada, La Matatena (México).

El domingo la mezcla de ritmos será total, pues llegará de Holanda a las 17 horas, SnowApple, seguido de Tamakan (México-Guinea), Las Luz y Fuerza (México), Wañukta Tonic (Ecuador), La Siniestra (Argentina), Black Star Band (Jamaica), Pibo Márquez (Venezuela-México-Cuba- Francia) y para cerrar Cheick Tidiane Seck, de Mali.

Cruz añadió que este año se recupera el espacio original del festival, la delegación Tlalpan. “Estuvo ausente en la demarcación durante seis años. Se recupera el sentido lúdico de las culturas que tienen propuestas, un programa, multicultural, con visiones absolutamente críticas, en contextos diversos, en una situación mundial en la que no importa la preservación de esas culturas.

El capitalismo salvaje está terminando o exterminando la diversidad y las diferentes lenguas. La tendencia es la uniformidad del gusto. Ollin Kan vuelve a respirar en Tlalpan y más fuerte.