San Cristóbal de las Casas, Chis.

Vivimos día a día en un mundo cada vez más injusto, violento e intolerante a la diversidad de creencias, valores y culturas.

Ante esta situación la filosofía tiene el compromiso de contribuir a comprender y superar las causas y procesos que generan estas situaciones de exclusión y violencia mediante un diálogo plural y reflexivo con las ciencias, las humanidades, las artes y la multiplicidad de saberes socialmente relevantes.

Este es el planteamiento inicial del Manifiesto del 18 Congreso Internacional de Filosofía Pluralidad, Justicia y Paz, que se llevó a cabo en Tuxtla Gutiérrez y esta ciudad del 24 y 28 de octubre. En el mismo se hace mención especial de los saberes de los pueblos originarios, “que han sido despreciados desde la Conquista hasta nuestros días. A cinco siglos de colonialismo interno y externo –se afirma–, esta labor crítica, edificante y liberadora de la filosofía es un compromiso ineludible”.

El documento fue dado a conocer por el doctor Ambrosio Velasco Gómez, presidente de la Asociación Filosófica de México, que organiza el acto, el cual contó con una amplia participación: más de mil 400 ponentes y más de 70 presentaciones de libros; estuvieron presentes la mayoría de los estados de la República y muchos países de Europa, Estados Unidos y América Latina. “Se discutieron los temas canónicos de la filosofía, pero predominaron los simposios sobre la realidad mundial y nacional; la injusticia, la inseguridad, la violencia y el deterioro ambiental, explicó el doctor Velasco Gómez. Pensamos que la filosofía es diálogo y discusión sobre problemas teóricos y prácticos relevantes, no sólo para la comunidad filosófica, sino también para la sociedad en su conjunto.

Nos interesa que la filosofía tenga relevancia social y sirva para comprender y resolver los grandes problemas de México y del mundo, principalmente aquellos relacionados con la intolerancia, la exclusión de culturas, de lenguas; la desigualdad social, económica y política, en una palabra, la injusticia, porque, como bien dice Luis Villoro, la injusticia es, sobre todo, exclusión.

En el manifiesto se sostiene que es necesario transformar la filosofía y al mismo tiempo fortalecer su presencia y significación en la sociedad, por medio de la investigación, la educación y la comunicación que promueva la formación de personas autónomas y de ciudadanos libres y participativos en la vida pública; también que su función formativa es un derecho fundamental de toda persona en una sociedad democrática.

“Por ello son inaceptables las políticas y tendencias autoritarias de los gobiernos que intentan debilitar o desaparecer la filosofía en las universidades y escuelas de todo el mundo, como en España, México, Chile, Brasil y Argentina.

Hacemos votos y nos comprometemos para que nuestro congreso propicie una transformación de la filosofía mexicana e iberoamericana, que reafirme al mismo tiempo su autenticidad, su compromiso social y su relevancia en el contexto internacional.

Con esta convicción concluyó el encuentro en esta ciudad emblemática, durante siglos, de la resistencia, la libertad y la esperanza de que otro mundo es posible.