La escritora habla de su novela Piel viva: del amor y otros tatuajes, publicada por Ediciones B
Hacerlo desde el castigo, la imposición y el control es un recurso fácil, opina en entrevista con La Jornada
La niña Alma Torres, protagonista de esa trama, enfrenta con el cuerpo una historia de dolor tras ser víctima de abusos perpetrados por monjas, explica la autora
Sábado 5 de noviembre de 2016, p. 4
El castigo, pensado como la forma elemental de la educación, construye, en general, sociedades violentas, en las que se pone de manifiesto un sistema de imposición, de control y dominio, opina la escritora Adela Salinas (CDMX, 1968) a propósito de su novela Piel viva: del amor y otros tatuajes.
Esa obra, publicada por Ediciones B, es protagonizada por Alma Torres, niña a la que recluyen en un internado de monjas, donde sufre abusos perpetrados por esas religiosas. Una de sus grandes respuestas a tales agresiones es tatuarse la piel.
La historia original que pretendía contar la autora no incluía esa situación, pero un día, cuenta Salinas en entrevista con La Jornada, “soñé que la niña se tatuaba, lo cual fue un gran recurso literario porque el relato no es lineal; se sujeta de los tatuajes, va y regresa en el tiempo.
“Si ella tiene una historia de dolor, lo enfrenta a través del cuerpo, porque ese es otro trasfondo del libro, hablar del cuerpo que es castigado, que vive una relación sexual no resuelta, que siente deseo y dolor. El tatuaje tiene que ver con el maltrato en la piel, pero también con la sublimación a través del arte y de lo que expresa.
“El tatuado puede ser un rechazado social. Alma encarna eso, pero no le importa mucho, porque también es un medio para que ella se acepte a sí misma, independientemente de la discriminación de los demás.
“Cuando el personaje literalmente me dictó en sueños que podría ser una mujer tatuada, en ese momento se abrió, fluyó, y al final me fue llevando a una línea desde la que necesariamente habla de un empoderamiento.”
Adela Salinas es también periodista cultural, con más de 25 años en el oficio, autora de Dios y los escritores mexicanos, Primero Dios y Crónica del delirio: el oscuro reflejo de Paul Antragne, entre otros títulos.
Piel viva... es su primera novela en la cual, por supuesto, utilizó algunas herramientas del quehacer periodístico, sobre todo la entrevista.
Por la igualdad y la libertads
Alma Torres cuenta su historia a un agudo entrevistador, silencioso, atento, observador de la realidad de ella, a quien ella responde preguntas fundamentales. Es un interlocutor a quien le muestra su historia, le enseña su realidad. En su invisibilidad, el entrevistador puede ser cada lector, para sintonizarse con la niña y sentirse también confrontado en su realidad
.
Sobre todo, prosigue Salinas, el conflicto de Alma “retrata la respuesta sicológica y espiritual de una víctima de abuso por una autoridad religiosa, respuesta que surge de las prácticas eclesiásticas, ejercidas a la sombra y que se cobijan con los tabúes sexuales que refuerzan a los niños con la noción del pecado mortal, el castigo, el temor a Dios y la condena eterna.
“¿Y qué sucede con eso? El castigo refuerza las resistencias del castigado, y esas resistencias están hechas de emociones encontradas. Mucha ira, mucha tristeza, mucho miedo. ¿Cómo se va a desarrollar la compasión y la conciencia desde ahí?
“El castigo pensado como la forma elemental de la educación construye, en general, sociedades violentas, en las que se pone de manifiesto un sistema de imposición, de control y dominio, y los individuos crecen relacionándose desde la represión y la sumisión (sistema vertical y excluyente), no desde la libertad y el amor (sistema horizontal e incluyente).
“No puede haber un cambio real en la conciencia humana mientras no cambiemos nuestra forma de educar a los niños, muchas veces basada en la noción del castigo. Es mucho más difícil educarlos a través de la conciencia, pues el castigo es un recurso fácil.
“Por eso, en este libro, los símbolos que Alma Torres se tatúa rescatan, entre otros, la figura de Lilith, la primera mujer de Adán, la feminista bíblica, como la representación de la mujer insumisa que opta en todo momento por la igualdad y la libertad.
El tatuaje, en ese contexto, resulta muy oportuno porque, más allá del dolor y su consabido ritual para trascenderlo, habla de una total libertad y derecho de hacer de la vida personal lo que se quiera
, concluye la escritora.
Adela Salinas trabaja en una novela que habla de la desarticulación de la violencia a partir de la quietud y el silencio, así como en algunos cuentos para niños, que abordan también los temas de violencia y discriminación.
Piel viva: del amor y otros tatuajes será presentada el 23 de noviembre a las 19 horas en la librería El Sótano de Quevedo (Miguel Ángel de Quevedo 209, colonia Romero de Terreros, Coyoacán). Participarán Elena Poniatowska y Fred Álvarez.