Fue duro, pero subimos al podio en Río, dijo la atleta paralímpica
Faltan cuatro años para Tokio, pero ya debemos mentalizarnos
Domingo 6 de noviembre de 2016, p. a15
Dos cirugías, una en la mano izquierda y otra en el hombro, tuvieron en vilo a Rebeca Valenzuela antes de los Juegos Paralímpicos de Río 2016. Creía que su esfuerzo de cuatro años de preparación había sido en vano y la recompensa llegó cuando menos lo esperaba: primero la medalla de bronce en el Mundial de Qatar, repitió el metal en Brasil y después el Premio Nacional de Deportes 2016.
“Me quedé helada: ¿Qué?, ¿yo? Sólo los oros lo ganan. Entré en shock y luego me invadió la alegría porque al fin les compraré una casa a mis papás” con el incentivo de 733 mil 130 pesos que recibirá la especialista en lanzamiento de bala de 24 años de edad, quien cursa el séptimo semestre de Administración Pública en la Universidad de Sonora.
Recordó lo que vivió en esos meses de incertidumbre cuando terminó en el hospital de Qatar porque no soportaba el dolor en la mano, en vez de ir a a la ceremonia de premiación para recibir su presea en el Campeonato Mundial de Atletismo.
Evocó también lo incómoda que fue la cirugía en diciembre pasado. La recuperación cuando le quitaron un quiste que le reventó el tendón y le luxó la muñeca.
“Soy zurda y mi brazo es mi herramienta de trabajo. Fue un sacrificio total, duro, pero doy gracias a Dios que me mantuve a raya y subimos al podio en Río.
Fue un gran logro, porque salir de dos lesiones, con la ruptura del ligamento una semana antes en Qatar (julio de 2015) y cinco meses después con la muñeca tenía miedo y lloraba en silencio. Pensé que no llegaría a Brasil
, relató la medallista, quien en sus primeros juegos, en Londres 2012, ocupó el cuarto sitio.
Doble práctica con sesiones de 10 horas es la constante de Rebeca, quien afirmó: Las medallas no se ganan en las competencias sino en los entrenamientos. Con el apoyo que nos dan podemos hacer mejor las cosas. Faltan cuatro años para Tokio, se dice fácil, pero el camino es largo y tenemos que ir mentalizados de triunfos
.
La menor de cuatro hermanas de la familia Valenzuela Álvarez se dedicó al atletismo. Quería ser velocista al ser de una generación motivada por las hazañas de su paisana Ana Guevara, pero debido a su complexión, prefirió los lanzamientos con jabalina y bala, aunque esta última es con la que más se adapta.
Rebeca padece estrabismo con problemas en el nervio óptico y los ligamentos externos, por lo que ha sido operada seis veces. Soy ciega sin lentes, compito con ellos y tienen aumento
, comentó la clasificada en F-12.