Opinión
Ver día anteriorMiércoles 9 de noviembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
De la estupidez a la locura
Y

a lo he dicho pero conviene recordarlo: vivimos una época paradójica, aquella en la que más se ha leído en la historia de la humanidad y también en la que más se ha escrito gracias a la Internet. Pero lo que se lee en buena parte es basura y lo que se escribe se hace en prosa tartamuda.

Como sea, miles de personas han encontrado en las pantallas un medio para informarse a través de la escritura y con ella decir su verdad. Y en esa masiva tarea silente todos caben: el sabio, el político, la mujer empoderada, el niño que prolonga su gusto por el juego en la pantalla, el merolico que vende sueños y, por supuesto, el tonto del pueblo.

Umberto Eco decía que la historia de la cultura y de la civilización está hecha de toneladas de informaciones que han sido sepultadas. Recordar todo a la manera de Funes, el memorioso imaginado por Borges, es un disparate; recordar cada hoja vista en cada árbol durante toda la vida es una tarea idiota. Y lo es por la incapacidad de seleccionar y desechar.

Internet, escribió Eco en un estupendo artículo, es ahora como Funes. Como totalidad de contenidos disponibles de forma desordenada, sin filtro ni organización. La cultura no es acumulación, sino discriminación.

Desde 1985 Umberto Eco empezó a publicar textos periodísticos y sólo dejó de hacerlo poco antes de su muerte. Encontró en ellos la posibilidad de escribir sobre lo que le cruzaba por la cabeza. Las preocupaciones de un personaje como él son un magnífico inventario sobre buena parte de los temas claves de nuestros días.

De la estupidez a la locura: crónicas del futuro que nos espera reúne parte de esos textos seleccionados por él. Los temas son de lo más variado: van de sus reflexiones sobre el poder a la humana sed de prefacios; de Salgari a Verne, pasando por Harry Potter, De Amicis, Oliver Twist y James Bond; de la meditación sobre el teléfono fijo al móvil; del futuro asegurado de los libros convencionales al uso de la Internet en los modelos educativos, no como un sustituto de libros y maestros, sino como acompañantes del proceso de aprendizaje, donde lo importante, más que acumular, es discriminar.

Y entre las casi 500 páginas del que fue su último libro podemos encontrarnos con reflexiones francamente memorables, como aquella en la que descifra el significado de introducirle hasta el gañote un celular a alguien. Es como sofocarlo con sus propias vísceras. La piedra en la boca, nos dice, es un ultraje de origen mafioso. Simboliza callar al soplón: hundirle a alguien el móvil en la boca es como si le metieran los testículos... lo más íntimo y personal que posee, el complemento natural de su corporeidad, extensión de la oreja, del ojo y a menudo también del pene.

¿Y qué decir de su defensa del copy paste? A diferencia de la mayoría de los docentes, no considera trágico ese fenómeno porque copiar bien es un arte que no resulta fácil y un estudiante que copia tiene derecho a sacar una buena nota.

Los cambios en la humanidad han sido procesos de un lento desarrollo a pesar de las guerras. En la actualidad la rapidez de los cambios es tal que cuando apenas asimilamos alguna modificación de nuestro entorno gracias a la tecnología todo vuelve a renovarse.

Ir de la mano con la lucidez y el humor de Umberto Eco en esta aventura es un privilegio que no pudieron compartir con nosotros nuestros antepasados.