Actualmente se vive una crisis en la sociedad del conocimiento; hay formas que se aplican para que no se conozca la realidad que no tienen precedente, advirtió Pablo González Casanova, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Los inquisidores de nuestro tiempo disponen de recursos absolutamente extraordinarios para provocar la descalificación de todo lo que hacemos.

En este momento, sostuvo, es múltiple la presión que por un lado emplea la zanahoria y por otra el garrote. No sólo en el terreno de la ciencia, sino en el del gobierno, en el dominio de los pueblos.

Se llevan a cabo en la combinación del negocio organizado con el crimen organizado y hay procesos estudiados de cooptación, corrupción y de persuasión por amenazas, por falta de premios, por miedo, por terror. Nos encontramos en una situación de crisis del conocimiento, porque no quieren oír de estos problemas.

González Casanova y Luis de la Peña participaron en la primera mesa, que se efectuó ayer por la tarde, en la celebración de una década de trabajo de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), que cuenta con alrededor de 2 mil afiliados en el país, en un auditorio de la Hemeroteca Nacional. Por la mañana también se realizó un seminario sobre ciencia y tecnología, al que asistió como parte del público Adolfo Gilly, profesor en la UNAM.

Ante decenas de asistentes, entre ellos Cristina Barros, científicos que integran la UCCS y estudiantes, González Casanova comenzó su alocución con la aclaración de que es sumamente optimista y puntualizó: Tengo grandes esperanzas. Propuso a la UCCS pensar en establecer redes del conocimiento y acción contra el ecocidio antropogénico y con la sociedad humana.

Enseguida habló Luis de la Peña, físico e investigador emérito de la UNAM. Destacó que la actividad científica ha sido distorsionada y empobrecida, ya que el sistema impuesto desde hace décadas ha forzado a los científicos a trabajar no para el conocimiento, sino para la publicación. Se refirió a que a escala internacional se vive un acelerado desarrollo tecnológico e innovación, promovido por las grandes corporaciones con vistas al mercado. Se llama progreso, y ahora implica serios riesgos e impactos sociales.

Hay una colección de desarrollos científicos y tecnológicos de importancia y muy activos, pero con posibles riesgos al sector social, dijo. Puso de ejemplo la nanotecnología, la robótica, motores moleculares, la Internet de las cosas y media docena más. Agregó que la nanotecnología ha invadido terrenos como la agricultura, el energético, la medicina, entre muchos más. Lo que ha llevado a que su introducción al mercado viole repetidamente los ciclos que debieron respetarse. No se ha investigado con la debida magnitud cuáles deben ser las consecuencias a largo plazo sobre humanos.

Al principio, Antonio Turrent, uno de los primeros presidentes de la UCCS, resaltó que entre los trabajos que han realizado los miembros de esta unión está el desarrollo de transgénicos y se ha apoyado a grupos organizados, como los que presentaron la acción colectiva contra el cultivo de maíz transgénico.