Chiapas y Nuevo León se sumaron a otras cuatro entidades con alerta de violencia de género (AVG). Para el caso del estado sureño en ocho ocasiones se solicitó ese mecanismo, pero fue negado. La Secretaría para el Desarrollo y Empoderamiento de las Mujeres (Sedem) insistía en que los niveles de agresión no eran preocupantes.

El fin de semana pasado el gobierno federal decretó la alerta para siete municipios de Chiapas y cinco de Nuevo León. Para ambos casos indicó que, luego de un minucioso proceso de análisis, corroboró diversos problemas culturales, sociales e institucionales que derivaron en los altos índices de violencia cometidos contras las mujeres.

Los estados de México, Morelos, Michoacán y Jalisco son las otras entidades que ya cuentan con ese mecanismo.

En Nuevo León la alerta se activó en Apodaca, Cadereyta Jiménez, Guadalupe, Juárez y la capital del estado, Monterrey. Cabe recordar que la AVG es una estrategia de emergencia que declara la Secretaría de Gobernación para frenar la violencia que sufren las mujeres.

Para el estado de Chiapas, al sur del país, se declaró en la capital, Tuxtla Gutiérrez, Comitán, Chiapa de Corzo, San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Tonalá y Villaflores. Además de que se ordenaron acciones específicas para los Altos.

En esta segunda entidad desde hace tres años diversas organizaciones habían solicitado la declaración de la alerta, recordó en entrevista telefónica Karen Dianne Padilla, de Iniciativas Feministas. Las propias autoridades de la Sedem desdeñaban el asunto, informó.

A poco más de un mes de que finalice 2016, los casos tipificados como feminicidios en Chiapas son 52, pero hay más de 100 muertes violentas que, por falta de capacitación e investigación, no fueron catalogadas así y que muy probablemente lo eran. A esa cifra, indicó, hay que sumar nueve transfeminicidios.

Para la defensora de los derechos de la mujer, radicada en Tuxtla Gutiérrez, la alerta se declaró porque en Chiapas el tema se está politizado, hay mucha inconformidad. Los tiempos electorales se acercan y con ello los políticos se apropian de los discursos, pero no actúan. Muchos la celebraron, pero qué festejo hay en que hayamos llegado hasta este nivel de violencia.