Especialistas calificaron de discriminatorio, perverso y preocupante el programa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para impulsar una reconcentración de escuelas, que implicaría el traslado de miles de alumnos de centros escolares dispersos en las zonas más pobres del país, adonde acuden en su mayoría niños y adolescentes indígenas, a planteles de organización completa, pero fuera de sus localidades.

Pareciera que la propuesta, destacaron, pretende acabar con la escuela rural porque no se le considera buena inversión. Resulta muy costoso dar educación de calidad a las comunidades más pobres, y la respuesta, en vez de buscar un proyecto pedagógico que recupere la diversidad cultural del mundo rural, que lo fortalezca y se invierta para mejorarlo, se propone un proyecto que generará desarraigo en los menores, pero también altas tasas de deserción.

Etelvina Sandoval, profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), consideró que el anuncio, hecho por el secretario del ramo, Aurelio Nuño Mayer, es “simplemente aberrante, es como decir, ‘como no te puedo atender en tu contexto, te voy a sacar de tu comunidad y a concentrar en otro lugar’, lo que implicará el desarraigo de los niños, no sólo de su comunidad, sino de su familia y del propio mundo rural”.

Si se trata de las escuelas más desfavorecidas, explicó, es porque se les ha ido marginando de la inversión pública, pero también de un proyecto pedagógico que responda al alto porcentaje de escuelas multigrado que aún existen.

Pareciera, indicó, que la intención es uniformar y no construir una alternativa pedagógica, ya que a los planteles multigrado ni siquiera se les menciona en el proyecto del nuevo modelo educativo. Se busca imponer la visión de la escuela urbana, cuando aún existe el México pobre y rural, al que hay que llevar la educación.

Juan Manuel Rendón, ex rector de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, afirmó que concretar esta iniciativa es acabar con el proyecto educativo que impulsó el propio José Vasconcelos, Rafael Ramírez y Moisés Sanz, quienes generaron la escuela rural como un proyecto de trabajo colaborativo y participación social.

Hoy, agregó, con el pretexto de crear escuelas de organización completa se pretende imponer un proyecto de desintegración de lo comunitario, pero también se trata de un atentado contra la tradición y las raíces históricas de las comunidades rurales e indígenas, porque en la escuela no sólo se educa, se crea tejido social.

Al respecto, Tatiana Coll, experta en el sistema educativo nacional y profesora-investigadora de la UPN, aseguró que es un proyecto impensable, porque hacerlo realidad requeriría de enormes recursos tan sólo para crear un sistema de transporte, de construcción de estas escuelas de organización completa y de alimentación para los menores, pero resulta que se anuncia en medio de la mayor restricción presupuestal para el sector.

Tras destacar que sería menos costoso dotar de materiales educativos y profesores bien pagados a esas escuelas, que sacar a los niños de sus comunidades, indicó que nos anuncian un programa que no es sólo absurdo, porque es inviable económicamente, sino que además no responde a la búsqueda de verdaderas soluciones para los problemas estructurales que enfrenta el sistema educativo, por lo cual no se puede descartar que se trate más que de una salida propagandista y electoral.