Confían en que decoded neurofeedback ayude a tratar trastornos de estrés postraumático
Es una combinación de tecnología de escaneo y de inteligencia artificial; esta última permite identificar aspectos del contenido de la información de ese órgano, explican los autores
Jueves 24 de noviembre de 2016, p. 2
Madrid.
Investigadores descubrieron una manera de eliminar miedos específicos del cerebro, utilizando una combinación de inteligencia artificial y tecnología de escaneo de ese órgano. Su técnica, difundida en la edición inaugural de Nature Human Behavior, podría llevar a una nueva forma de tratar a pacientes con trastornos de estrés postraumático (TEPT) y fobias.
Los trastornos relacionados con el miedo afectan a una de cada 14 personas y ejercen una presión considerable sobre los servicios de salud mental. En la actualidad, un enfoque común es que los pacientes se sometan a alguna forma de terapia de aversión, en la que se enfrentan a sus temores al estar expuestos a ellos con la esperanza de que aprenderán que temen a algo no dañino.
Sin embargo, esta terapia es inherentemente desagradable y muchos optan por no seguirla. Ahora un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, Japón y Estados Unidos, encontraron una manera de eliminar inconscientemente del cerebro un recuerdo del miedo.
El equipo desarrolló un método para leer e identificar un recuerdo del miedo usando una nueva técnica llamada decoded neurofeedback, que emplea el escáner para vigilar la actividad cerebral e identificar pautas complejas de actividad que se parecen a un recuerdo específico del miedo.
En el experimento, se creó un recuerdo del miedo en 17 voluntarios sanos mediante la administración de una breve descarga eléctrica cuando veían una imagen concreta en la computadora. Cuando detectaron la pauta, los investigadores sobrescribieron el recuerdo del temor dando a sus sujetos experimentales una recompensa.
Ben Seymour, del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Cambridge y uno de los autores del estudio, explicó: “La forma en que se representa la información en el cerebro es muy complicada, pero el uso de métodos de reconocimiento de inteligencia artificial (IA) permite identificar aspectos del contenido de esos datos.
Cuando indujimos un leve recuerdo del miedo en el cerebro, fuimos capaces de desarrollar un método rápido y preciso de leerlo usando algoritmos de IA. El desafío entonces era encontrar una manera de reducir o eliminar el recuerdo del temor sin evocarlo conscientemente
, añadió.
“Nos dimos cuenta de que incluso cuando los voluntarios simplemente descansaban, podíamos ver breves momentos en que el fluctuante patrón de la actividad cerebral tenía rasgos parciales del recuerdo específico del miedo, incluso aunque individuos del estudio no fueran conscientes de ello. Como podemos decodificar esas pautas cerebrales rápidamente, decidimos dar a los sujetos una recompensa –una pequeña cantidad de dinero– cada vez que recogimos estas características del recuerdo”, detalla.
El equipo repitió el procedimiento tres días. A los voluntarios se les dijo que la recompensa monetaria que ganaban dependía de su actividad cerebral, pero no sabían cómo hacerlo. Al conectar continuamente pautas sutiles de actividad del cerebro vinculadas a la descarga eléctrica con un pequeño premio, los científicos esperaban gradual e inconscientemente anular el recuerdo del miedo.
Reprogramación
El líder de la investigación, Ai Koizumi, del Instituto Internacional de Investigación de Telecomunicaciones Avanzadas, en Kyoto, y el Centro de Información y Redes Neuronales, en Osaka, señaló: En efecto, las características del recuerdo que estaban anteriormente ajustadas para predecir el choque doloroso, ahora estaban siendo reprogramadas para predecir algo positivo
.
El equipo entonces probó qué sucedió cuando mostraron a los voluntarios las imágenes antes asociadas con las descargas. Sorprendentemente, ya no podíamos ver el típico temor de sudoración de la piel como respuesta. Y tampoco podíamos identificar una mejora en la actividad de la amígdala, el centro del miedo del cerebro. Esto significaba que habíamos sido capaces de reducir el recuerdo del miedo sin que los voluntarios conscientemente experimentaran el recuerdo del temor en el proceso
, señaló.