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De nuestras Jornadas

La participación electoral sigue siendo la vía para cambiar

M

éxico todo y Zacatecas en particular necesitan un cambio. La tortura, dice el relator de la Organización de Naciones Unidas, es práctica generalizada. Cuando la corrupción gubernamental es puesta en evidencia, el gobierno restringe la libertad de expresión y el derecho a la información. Petróleos Mexicanos decae. Los legisladores federales aprueban un fondo para asegurar los moches y los estatales atracan al erario con las herramientas legislativas. La epidemia de corrupción de los gobernadores no está siendo contenida debido a que la Procuraduría General de la República sólo actúa en los casos que autoriza el Presidente, y para colmo, hace unos días, el Partido Revolucionario Institucional emitió un mensaje ominoso proponiendo empoderar más a las fuerzas armadas.

Necesitamos regenerar el tejido social dañado y las instituciones capturadas por delincuentes. Las preguntas de muchos son: ¿cómo? ¿Por cuál camino? ¿La vía electoral todavía es viable? ¿Plantones y marchas masivas? ¿Huelga general? ¿Las armas? Sólo se aferran a conservar las cosas como están las minorías que se han beneficiado de esta situación.

A principios de la década de 1970, la mayor parte de los ciudadanos y fuerzas de izquierda de México dijeron no a la lucha armada y exigieron reformas legales para participar en los procesos electorales, disponiéndose a promover mayor participación de la gente en ellos y en las luchas sociales que brotaban por todas partes. Las condiciones de hoy no son más propicias para lograr el cambio por la vía armada que en aquellos años. También está claro que las movilizaciones masivas y pacíficas son indispensables, pero no suficientes. Por otra parte, ya está demostrado que la participación electoral moviliza más personas que cualquier otra forma de lucha y que cada proceso educa políticamente a nuevas franjas de la sociedad.

Hoy, cuando tenemos a la vista a la madre de todas las batallas electorales a escala nacional, la de 2018, no se debe propiciar ningún tipo de confusión en el electorado: la abstención inmoviliza a la mayoría y propicia que las personas más activas e impacientes busquen otros caminos. Todos a votar el próximo domingo.