Los precios que propone el dictamen sobre la nueva ley de vivienda para las casas de interés social (400 mil pesos) y populares (de 400 mil a 650 mil pesos) “son sin duda parámetros ajustados en términos de la capacidad de pago de ciertos sectores de la población, que son a los que se tendría la obligación de proteger, y son rangos que pueden ser acordes con su capacidad de pago. Sin embargo, tenemos que encontrar mecanismos de cómo garantizar que el costo del suelo sea congruente con esos parámetros de venta, afirmó el titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), Felipe de Jesús Gutiérrez.

Esta es una discusión que la nueva ley de vivienda no puede resolver, tampoco el Programa General de Desarrollo Urbano (PGDU); es un tema presente entre los constituyentes para formular la nueva carta magna y encontrar el suelo donde se pudieran construir casas de 400 mil pesos, agregó el funcionario, quien señaló que se tienen que rediseñar los mecanismos que permitan que el suelo no responda sólo a la oferta y la demanda.

Entrevistado luego de presentar ante la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa (ALDF) el proyecto con iniciativa de decreto del Programa General de Desarrollo Urbano (PGDU) de la Ciudad de México, indicó que, entre otros aspectos, dicho proyecto busca revertir el despoblamiento que está teniendo la capital en todas las delegaciones, excepto Tláhuac y Milpa Alta, a razón de 80 mil personas al año, que se van a vivir a las áreas de conservación, lo que pone en riesgo la sustentabilidad de la ciudad, pero también a municipios cada vez más alejados de los estados de México o Hidalgo por razones del alto costo del suelo en la capital del país.

Impacta a matrimonios jóvenes

Ante la alta demanda que significa el bono demográfico, el costo del suelo está distorsionado y eso desplaza, sobre todo, a la población joven de los 40 mil matrimonios que se forman al año, los que, si no encuentran una alternativa en la ciudad, se van a la periferia, añadió.

Busca además un reacomodo de las actividades productivas. La mayoría de las industrias, por razones de mayor eficiencia, se están yendo a la periferia, a los ejes carreteros, y se están quedando estos espacios vacíos, por lo que es necesario replantear un modelo de urbe integrada, no sólo de usos habitacionales o grandes corporativos, sino una mezcla de actividades que permita hacer ciudad, apuntó.