Opinión
Ver día anteriorDomingo 18 de diciembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La historia de un mapa
H

ace unas semanas me llegó un sobre amarillo acompañado de una pulcra nota escrita con una bella letra; el remitente: Vicente Quirarte. Mi querido amigo, notable poeta, ensayista y dramaturgo, hombre generoso y sensible, con frecuencia me envía valiosos libros sobre la Ciudad de México. Sabe bien el gozo que me brinda y la riqueza que aportan para mi labor de cronista.

En esta ocasión me mandó una joya bibliográfica, conocida como Mapa de Uppsala o de Santa Cruz. Es uno de los primeros libros que se realizaron pocos años después de la Conquista; el título del libro: Mapa de México Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550.

Actualmente se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Uppsala, Suecia, razón por el que se le conoce con ese nombre. Asimismo, en una esquina del mapa se puede ver parte de una dedicatoria al emperador Carlos V, junto con fragmentos del nombre Santa Cruz; por ello, se creyó durante mucho tiempo que Alfonso de Santa Cruz, el cosmógrafo real de Sevilla, había sido el cartógrafo.

Es una obra extraordinaria que muestra la imagen de la cuenca con la antigua ciudad mexica en medio de los lagos, ya poblada con construcciones españolas perfectamente detalladas, acequias y calles. Resulta fascinante que en los alrededores de la urbe, aparecen numerosas representaciones de indígenas con sus atavios y herramientas en sus actividades cotidianas. Igualmente proporciona información sobre la flora, la fauna, los ríos y los caminos. Se pueden apreciar pescadores en sus canoas, algunas con vela; leñadores cortando árboles en los bosques que rodean la cuenca. Recolectores de frutos y de sal, productores de cal y los que extraían el aguamiel de los magueyes; afanosos pastores y un ágil cazador al momento de lanzar la flecha.

Es una una minuciosa crónica gráfica de la vida diaria, en la que no quedan fuera los viajeros que recorren los caminos, los cargadores y hasta uno que otro personaje tanto español como indígena, maltratando a un indio.

Interpretan y explican el mapa a detalle dos eminencias: el historiador Miguel León-Portilla y la maestra en iconografía Carmen Aguilera. Buscan rastrear su historia desde su probable creación en el colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Por las características de muchos elementos y la profusión de glifos toponímicos de escritura mesoamericana, es muy probable que lo haya realizado un tlacuilo mestizo o indígena de reciente aculturación. Esto también explicaría porque se representa a Tlatelolco como el sitio más importante de la ciudad. El plano data de alrededor de 1550, eso es, menos de tres décadas después de que Hernán Cortés conquistara Tenochtitlán en 1521. Asimismo, cabe destacar que Santa Cruz nunca visitó México y evidentemente el autor del mapa estaba muy familiarizado con la ciudad y sus habitantes.

No se sabe cómo llegó el mapa a Suecia. Una de las teorías es que el lingüista y viajero sueco Johan Gabriel Sparwenfeld lo haya comprado durante su visita a España a finales del siglo XVII, y que posteriormente lo donó a la biblioteca de la universidad de Uppsala.

El hermoso libro, además de la rica información que nos proporcionan León Portilla y Aguilera, tiene un magnífico diseño. Cuenta con muchas imágenes y una serie de coloridas láminas que nos muestran amplificadas distintas partes del plano, lo que permite apreciar hasta lo más pequeños detalles. Como remate de oro, viene una reproducción facsímilar desplegable del mapa que se conserva en Uppsala, del tamaño y con el colorido originales. No resistí enmarcarlo y gozarlo cotidianamente. Lo publican Ediciones Era, la Secretaría de Cultura y El Colegio Nacional.

Después del agasajo intelectual viene el material con una buena comida; como cada año, en diciembre, ya están en el menú de los restaurantes El Cardenal las suculentas tortitas de bacalao o de romeritos. Las preparan como botana con sus pequeños bolillos crujientes recién horneados. También de temporada, la calabaza de Castilla, un exquisito postre.