La probabilidad de que un avión se accidente y ocurran muertes es de una en 7 millones de operaciones a escala mundial. La mayoría suceden durante el aterrizaje (57 por ciento) y el despegue (24 por ciento), y se estima que 70 por ciento están relacionados con errores humanos, en los cuales la fatiga es un contribuyente importante.

En México, las leyes y los reglamentos de aviación civil señalan que los pilotos no deben sobrepasar 90 horas de vuelo al mes, 30 a la semana y mil horas al año. Aunque estos estándares se apegan a lo recomendado por las organizaciones internacionales, pueden darse mejoras en cuanto a la asignación para reducir las jornadas fatigantes, explicó Francisco Gómez Ortigoza, secretario de asuntos técnicos y del exterior de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA).

Por ello, señaló, esta asociación sindical, junto con el Colegio de Pilotos Aviadores, trabaja en la creación de una Norma Oficial Mexicana que plantee estas necesidades. El tema no es el límite, sino cómo se van a asignar para que tengan una mejor calidad de vida.

Agregó que, además, para reducir las probabilidades de que se cometan errores humanos, los pilotos también son sometidos a una o dos pruebas de adiestramiento al año para monitorear su rendimiento, y algunas aerolíneas, como Aeroméxico, trabajan en la transición a los sistemas de entrenamiento basados en evidencia, en los que se analiza su desempeño para identificar las competencias y mejorarlas.

Gómez Ortigoza indicó también que cuentan con un modelo de gestión de seguridad operacional llamado Safety Management System (SMS), el cual “analiza todo el sistema de la compañía con base en reportes, análisis, tendencias de riesgo, eventos operacionales que vayan ocurriendo para ir descubriendo cuáles son esos pequeños eslabones de la cadena de error y medirlos con base en la frecuencia de la situación.

Hay algunas que aparentemente son de muy bajo riesgo catastrófico, pero si ocurren de manera continua se vuelven peligrosas o tolerables o no tolerables, explicó.

El pasado 20 de febrero las alas de dos aviones de Aeroméxico se rozaron cuando se preparaban para iniciar sus rutas hacia Tijuana y El Bajío, lo cual las obligó a regresar a sus posiciones de contacto, con el consiguiente retraso de los trayectos. Aunque no se ha ofrecido un reporte oficial sobre lo sucedido, el director general de Grupo Aeroméxico, Andrés Conesa, aseveró que se debió a un descuido.

A escala mundial, de 1959 a 2015 ocurrieron mil 525 accidentes en operaciones de aviones comerciales. De 2006 a 2015, 312, con causas fatales en 48, y con muerte de pasajeros, 115.

En México, el más reciente registro de un accidente catastrófico en un vuelo comercial fue en 1999, en Michoacán, cuando una aeronave de la línea Taesa, con 13 pasajeros y cinco tripulantes a bordo, se estrelló dos minutos después de que la aeronave despegó.