irenas, alarmas y luces rojas hacen estruendo en La Noria. La Máquina está en zona de descenso. Un grande cayó en el tobogán y quedó emparentado con los que penan en el valle de la angustia, al lado de Chiapas, Veracruz y Morelia. Hoy hasta el modesto Puebla lo mira por encima del hombro.

Parecía que el infortunio de Cruz Azul no podía tener una peor versión tras 19 años de catástrofe, y que cualquier apuesta sería solamente para ganar, para emerger del fango cual ave fénix. Pero no, faltaba darle sentido y vigor al verbo cruzazulear: destrozar el idioma tanto como el prestigio del club.

Como si una desgracia no bastara, la directiva cementera sumó otra: trajo a un personaje habituado a convivir con la derrota, sin laureles en las sienes y sin entender lo que significa ocupar ese banco que parece sembrado en una zarza ardiente; hábil, sin embargo, para explicar planes y describir castillos en el aire (vender humo, dixit Ricardo La Volpe).

Paco Jémez fue presentado con bombo y platillo, pero ocurrió lo insólito: La Máquina con él elevó al cuadrado su desdicha. Los jugadores cementeros han perdido aquello que es esencia misma de un deportista: confianza, amor propio, orgullo, mentalidad, coraje, ¡vaya uno a saber si también la disciplina!

Guillermo Álvarez Cuevas, presidente del club, ha proveído de todo, ha cumplido su parte, dicen quienes lo defienden. No es verdad: el afable Billy fue el primero en soslayar el peligro, en minimizar la amenaza. Urgía en el timón azul un experto en rescates, de esos que abundan en casa, que conocen todos los recovecos de la Liga Mx.

Pero el directivo se aventuró con un estratega foráneo. No está en duda la capacidad de Jémez; no obstante, la situación comprometida desde el torneo anterior no daba para esos lujos de aguantar un proceso de adaptación. En fin, el equipo ya está entre la espada y la pared.

El ex técnico de Córdoba, Rayo Vallecano y Granada pronto perdió la serenidad. Sus conferencias de prensa son rudas, se enoja, culpa a los árbitros, pero nada más hueco que su defensa a ultranza de un plantel que por su indolencia en la cancha se convirtió en el favorito de los memes y del bullying futbolero.

Las Águilas ganaron el clásico joven y curaron las heridas. Oribe Peralta se aplicó para lograr un triunfo crucial que los reconcilia con su afición, y los encamina justo a tiempo para buscar un lugar en la liguilla. La Volpe, no obstante, no está firme: los rumores de que la directiva ya le busca sustituto son fuertes.

Se fue Carlos Miloc, uruguayo de nacimiento, mexicano por convicción y regiomontano por adopción. Su memoria lúcida y sorprendente registró los últimos 50 años del futbol mexicano. No tuvo reparos en lanzar críticas a diestra y siniestra, para polemizar y buscar pleitos. Mi esposa me regaña, dice que me controle, confiaba risueño.

Lo mismo pasaban por su agudo juicio los seleccionadores, federativos o técnicos. A los ídolos sobre la cancha los bajaba del pedestal con singular gracia, como cuando vio convocados al Tri a Cuauhtémoc Blanco y al Bofo Bautista, ambos en el ocaso de sus carreras. Tienen más grasa en el abdomen que la que yo me cargo ahora, lanzó.

Hay noticias alentadoras. Jaime Lozano mantiene su buen paso como técnico de los Gallos Blancos; además, esta semana debutó a un mediocampista mexicano, Aldo Arellano. En Torreón, Alejandro Irarragorri se esfuerza por emular al Pachuca y Chepo de la Torre está dando oportunidad al talento de casa: Walter Sandoval, Gerardo Arteaga y Ulises Rivas.

El descenso, pues, cobra auge y morbo con la incursión de Cruz Azul, por lo que el sábado próximo se vivirá un gran cartel con los choques entre involucrados directos: La Máquina recibe a Chiapas, mientras Morelia hará los honores al Veracruz.

José Cardozo se llevó la gloria entera del estadio Nemesio Diez. Aunque llegó como rival, fue aclamado por su gran trayectoria con la playera de los escarlatas, pero, diablo al fin, se robó los tres puntos en disputa y el Puebla sube como la espuma bajo su mando. El León va de mal en peor, cayó ante el Atlas y ocupa el sitio de la ignominia.

El Veracruz espera con estoicismo su castigo. Este lunes dictará sentencia la comisión disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol. Se filtró la versión de que el estadio Luis Pirata Fuente será vetado tres partidos, un duro revés para un equipo que requiere del alegre apoyo de su público para mantenerse en el máximo circuito.

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