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Peñalba desperdició un penal, pero Mena y Rojas anotaron para resucitar a la Máquina

Cruz Azul conjura sus miedos y vence 2-0 a Jaguares de Chiapas

La victoria es importante no sólo porque nos hacía falta, sino por la manera en que llegó, dijo Francisco Jémez

Sergio Bueno lamentó que su equipo no capitalizara la desesperación celeste

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Los jugadores Mateus Gonçalves, de Jaguares, y Omar Mendoza, del Cruz Azul, compiten por el balón durante el partido celebrado ayer en estadio Azul, que lució semivacíoFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de marzo de 2017, p. a13

Cruz Azul conjuró sus peores miedos. Desperdició un penal, estuvo en blanco el marcador durante todo un tiempo y se quedó sin un hombre al final, pero de pronto llegó la cura. Dos goles sucesivos para vencer 2-0 a Jaguares en el estadio Azul. Por fin ganó la Máquina, experiencia que conocieron al empezar el torneo, pero no volvieron a consiguir hasta la jornada nueve.

Ambos llegaron con ánimos contrastantes. La Máquina venía de una derrota ante América y con la mala reputación de ser un equipo que juega mucho, pero anota nada. Los de Chiapas traían consigo la satisfacción de un contundente 4-3 a Chivas.

Era un duelo crucial, pues los dos equipos pelean para escapar de las posiciones del descenso.

La presión sobre los hombros celestes era notoria. Los delanteros entraban al área, pero los toques se volvían dudosos, los centros titubeantes y sin nadie que llegara al remate. Como un virus, la inseguridad se había transmitido de una posición a otra.

Ni un error grosero de Muñoz, quien en un rechazo dejó el balón a los pies de Martín Cauteruccio, sirvió de regalo para abrir el marcador. El disparo que entró a la portería fue anulado por fuera de lugar.

Una falta en el área puso en aprietos a los celestes, cuando les marcaron un tiro libre indirecto casi en el manchón penal al 16. Paco Jémez no podía creer el peligro contra su equipo. No quiso mirar cómo se articulaba el muro casi en la línea de gol. El cobro lo hizo Luis Leal con una furia que estrelló en las piernas de los jugadores rivales.

Media hora de juego y los celestes también resoplaban por algunos sustos. Arizala desafió a Jesús Corona, quien apenas logró echar el esférico fuera con el pie. Y poco después Mateus Gonçalves encaró al portero, pero fue achicado con astucia. Todos los celestes suspiraron de alivio.

La última jugada parecía un signo del hundimiento moral del Cruz Azul. Ángel Mena envió un centro descompuesto que sirvió para cerrar el primer tiempo. La afición dedicó una rechifla y un abucheo demasiado molesta.

Cruz Azul volvió con preocupación por el marcador sin tantos. Por el miedo de prolongar una jornada más en blanco. La entrada de Christian Chaco Giménez por Francisco Silva al 56, dio un nuevo aliento al conjunto celeste.

Al minuto 59 parecía que todo cambiaría para la Máquina. Moi Muñoz cometió un error al cargarse a Mena y el árbitro concedió un penal preciso.

El cobro lo hizo Gabriel Peñalba. Enfiló al manchón y lo que disparó fue tan espantoso que Muñoz lo tapó sin problemas. Después de desperdiciar el penal, parecía que esa inexplicable inca-pacidad de convertir goles los perseguiría como una maldición.

La sombra de un nuevo fracaso cubría al cuadro cementero. Jémez, quieto y mirando al piso, lucía más solo que nunca. Pero de pronto ocurrió lo inesperado. Al minuto 66 la insistencia de Mena prosperó; afuera del área disparó al arco y por fin cayó un gol.

Como un exorcismo, sólo un minuto después demostraron que los celestes estaban curados. Joao Rojas prendió de derecha una pelota que Muñoz ni siquiera sospechó para el 2-0.

Pero el drama es una tradición celeste. Cerca del final, Joao Rojas cometió una imprudencia. Un pisotón temerario contra Luis Leal le mereció su segunda amarilla y dejó vulnerable a Cruz Azul.

El técnico de Jaguares, Sergio Bueno, lamentó el mano a mano entre su jugador Vanderley Dias y Jesús Corona, quien logró salvar su portería. Esa jugada pudo cambiar el rumbo del partido, dijo. Era un momento donde ellos parecían desesperados. Después ellos encontraron dos oportunidades y todo fue distinto.

Paco Jémez lucía de otro talante, no sólo por la victoria –dijo– sino por la manera que lo consiguieron.

Es importante, no sólo porque nos hacía falta, sino porque lo logramos cuando más complicado estaba el juego, admitió. Después de fallar el penal mantuvimos la compostura. No estoy feliz por mí, sino por verlos sonreír de nuevo, porque hacía tiempo no lo veía.

Jémez reconoció que la afición tiene derecho a manifestar su malestar, en alusión a los abucheos que recibió Peñalba al errar el penal.