Con la finalidad de reivindicar el papel de la mujer y rendir tributo a las que murieron a causa de la guerra, hace dos años se creó la Orquesta Sinfónica Juvenil Femenina y Coro Alaíde Foppa.

Los preceptos que la sustentan son los postulados por José Antonio Abreu, artífice del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela.

La agrupación, integrada por 150 guatemaltecas, es uno de los proyectos de la organización Memorial para la Concordia en Guatemala, que encabeza Julio Solórzano Foppa, hijo de Alaíde Foppa, escritora, feminista, poeta, crítica de arte y defensora de los derechos de las mujeres, quien fue secuestrada y desaparecida en 1980.

El memorial tiene varios proyectos sobre preservación de la memoria y uno es el de la sinfónica con 150 mujeres guatemaltecas, agrupación única en América Latina, explica el cantante y productor en entrevista con La Jornada.

El leitmotiv de formar una orquesta sólo con mujeres es llamar la atención sobre la situación de las niñas, jóvenes y mujeres en Guatemala, fomentar una toma de conciencia sobre estos problemas y propiciar soluciones con la participación activa de todos los sectores de la sociedad.

Otro aspecto, prosigue, es que además de ser un grupo de mujeres talentosas también ejecutan un repertorio de música latinoamericana.

Y en un gesto inaudito, el hijo de Alaíde Foppa logró reunir en un concierto, el pasado 29 de diciembre, a la orquesta y coro de mujeres con la banda del Ejército de Guatemala, lo cual se convirtió en un acto poco común, de reconciliación y concordia.

La inusitada propuesta artística, afirma Solórzano, se desarrolló en la plaza de la Constitución de Guatemala con motivo de la conmemoración de los acuerdos de paz.

Han sido 20 años de un periodo de la historia relativamente breve, donde todavía existe mucho resentimiento y dolor porque la guerra dejó más de 200 mil víctimas y unos 45 mil desaparecidos; la mayor parte fueron por causa del ejército, la fuerza de seguridad del Estado y, en menor grado, por la guerrilla, explica. Por esas razones, “me pareció que un concierto de esta naturaleza podía ser un gesto político de reconciliación y concordia, incluso podría haber un acercamiento entre quienes estaban en los bandos opuestos en la guerra, y, por qué no decirlo, Guatemala es un país polarizado por otras razones, como ser una nación racista y muy discriminatoria con 40 o 45 por ciento de población indígena, cuya mayoría está entre la pobreza y la desigualdad.

Aspectos de un ensayo de la Orquesta Sinfónica Juvenil Femenina y Coro Alaíde FoppaFoto cortesía de la agrupación

“Este país –prosigue–, además, está polarizado por la guerra, la pobreza masiva terrible, por la iglesias católica y evangélica, que poseen variantes diversas, y la propuesta artística propició una discusión necesaria y que se debe tener.”

Julio Solórzano Foppa añade que el proyecto de la orquesta de mujeres lo creó basado en los postulados de José Antonio Abreu, artífice del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela hace 40 años.

Abreu decía, puntualiza, que la orquesta siembra en el alma de sus integrantes el sentido de armonía, del orden implícito en el ritmo, de lo estético, de lo bello, de lo universal y el lenguaje de lo invisible que se transmite mediante la música. Quienes generan armonía con instrumentos musicales producen belleza y en consecuencia empiezan a conocer por dentro la armonía humana.

Por esta razón, expresa el productor artístico, se pretende formar mejores personas y en la Orquesta Alaíde Foppa proponemos la formación de ciudadanía con perspectiva de género, queremos contribuir a la formación de mujeres libres, tanto en cada integrante de la orquesta, como en el mensaje que se transmita a la sociedad.

Entre los proyectos destaca fundar una nueva escuela que estará ubicada en la Antigua, Guatemala y seguirá la creación de otras orquestas de mujeres.