Crecimiento ausente
Tres décadas y nada
Asústame, aprendiz
inco y van cero: en más de lo mismo, 2017 amenaza con escaso crecimiento, mínimo bienestar para los mexicanos, mayor deuda que debilitará aún más las finanzas públicas, el tradicional zarandeo económico ahora aderezado por la era Trump
, corrupción galopante y tantas maravillas adicionales de las que el país y sus habitantes no han podido deshacerse a lo largo de tres décadas y media.
En este tenor, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC; Expectativas a la baja: claroscuros de la economía) analiza el ambiente, y de él se toman los siguientes pasajes. Va, pues.
La debilidad económica de 2016 plantea un escenario delicado para 2017 ya que a ello se deben sumar las presiones externas e internas que continuarán afectando el desempeño económico y que agregarán incertidumbre en los siguientes meses.
En este sentido, la economía muestra claroscuros. Por un lado, si bien en general el crecimiento de la economía fue positivo durante el año con un avance de 2.3 por ciento del producto interno bruto (PIB), con avances significativos en los sectores primario y de servicios, el sector industrial mostró un avance nulo. El resultado de este último se debe particularmente a la crisis estructural que presenta la industria minera, ya que el resto de los renglones mostraron avances positivos, en particular aun cuando el crecimiento de las manufacturas fue de 1.3 por ciento, su tendencia genera expectativas positivas para este año, sobre todo porque la evidencia de la actividad industrial de Estados Unidos mostró mejor desempeño.
De igual manera, el inicio de 2017 planteó un escenario positivo en cuanto al sector externo, ya que las exportaciones presentaron un crecimiento de 11.4 por ciento en enero con respecto al mismo mes de 2015. No obstante, la inversión de 2016 mostró un escaso avance en su desempeño con un crecimiento acumulado de apenas 0.4 por ciento, que fue condicionado por la caída en la inversión en construcción y la menor dinámica de la importación de maquinaria y equipo.
Esa debilidad no muestra un escenario de recuperación en los primeros meses del presente año, ya que el indicador de confianza empresarial ubicó al componente del momento adecuado para invertir como el de menor desempeño para los sectores encuestados de manufacturas, comercio y construcción.
De igual manera, la presión sobre los precios constituye un elemento adicional que complica al escenario inercial del año. La inflación se ubicó en 4.7 por ciento y donde además la autoridad monetaria ha señalado que para el cierre del año no será posible alcanzar el objetivo inflacionario, ya que será rebasado debido a la coyuntura del incremento en el precio de los combustibles y la depreciación de la moneda. Sin embargo, la inflación que afectó a la producción fue mayor: 9.8 por ciento, generando un entorno de mayores costos para el sector empresarial.
La presión sobre los precios al consumidor se intensificó en enero debido al aumento en el precio de los combustibles. El elemento de mayor impacto fue el de transportes, con alza de 12.2 por ciento. Le siguieron servicios (5.4 por ciento), educación y esparcimiento (4.4), y salud y cuidado personal (4.3). Alimentos, bebidas y tabaco mostró una inflación de 3.5 por ciento, mientras que en ropa, calzado y accesorios fue de 3.6 por ciento. Por debajo de 3 por ciento se tuvo a vivienda y muebles, con 2.4 y 2.7 por ciento, respectivamente.
A partir de lo anterior, los resultados de las finanzas públicas para el primer mes de 2017 también resintieron el impacto de un contexto con un desempeño débil. La recaudatoria de impuestos no fue de acuerdo con lo planeado y durante enero los ingresos tributarios fueron 10 mil 53 millones de pesos menores a los programados por la Secretaría de Hacienda.
El ingreso fue menor en los impuestos relacionados con el consumo: el IVA mostró 6 por ciento menos de lo esperado, mientras que el IEPS fue menor en 17 por ciento. De igual manera, un aspecto a resaltar del reporte de las finanzas públicas es el subejercicio en 10 por ciento de lo programado, así como la disminución en 3.1 por ciento de la inversión física con respecto al mismo mes del año anterior.
La incertidumbre se profundiza con el entorno externo, en particular, debido a las presiones generales a partir de la presidencia de Donald Trump con respecto a las relaciones comerciales que pueden generar una ruptura del modelo de apertura externa orientado hacia Estados Unidos.
El incremento generalizado de los precios, es decir, la inflación, que presiona a consumidores y productores, el aumento en los precios de los combustibles, la depreciación del tipo de cambio, el bajo crecimiento, la debilidad en las finanzas públicas, la inversión y la confianza empresarial, así como el alza en las tasas de interés, configuran un entorno poco favorable para la economía y donde el desempeño manufacturero, del sector exportador y del consumo privado pueden generar alternativas para un crecimiento superior.
En este contexto, se han presentado menores expectativas oficiales de crecimiento. Banco de México bajó su perspectiva desde un rango de entre 1.5 y 2.5 por ciento a otro entre 1.3 y 2.3 por ciento. De igual manera, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público indicó que un rango más apropiado de expectativa de crecimiento es entre 1.5 y 1.7 por ciento, el cual es menor al aprobado en el paquete económico 2017, que preveía un avance de entre 2 y 3 por ciento.
Un aspecto que no debe dejarse de lado es que el menor crecimiento de la economía ha sido un problema estructural durante los pasados 35 años, a lo largo de los cuales en promedio anual el país no ha logrado un avance superior a 2.5 por ciento. Las reformas
estructurales plantearon un escenario de crecimiento de 5 por ciento para 2016, lo cual no se cumplió, por lo que deben evaluarse cuáles son los verdaderos mecanismos de crecimiento.
Las rebanadas del pastel
Podéis estar tranquilos, mexicanos perturbados, que la paisanada están más que protegida por nuestros adalides. Ya lo dijo el aprendiz de canciller: la dupla EPN-Videgaray hizo saber inmediatamente al Departamento de Estado su preocupación por el daño irreversible a muchas familias mexicanas que se encuentran sin documentos en Estados Unidos, y esperamos que la opinión del gobierno mexicano incida en esa decisión anunciada
. Entonces, ¡serenos!, que con eso y un jarrito de atole se acabaron los problemas. Todos salvos… Mucho menos que un parpadeo le duró al gobierno un tipo de cambio peso-dólar a 19 y fracción. Ayer, otra vez, arriba de 20 por uno.
Twitter: @cafevega