Participan especialistas de la UNAM y chilenos, entre otros
Miércoles 8 de marzo de 2017, p. 39
Querétaro.
La única opción que los médicos daban a la familia Montes Quintero era el aborto. No había esperanza. Si no perdían al bebé, éste padecería discapacidad motriz y daño cerebral, pues el feto presentaba una anomalía conocida como espina bífida (mielomeningocele).
Yesenia y Alonso, de San Luis Río Colorado, Sonora, no se conformaron con la opinión de tres especialistas. Buscaron por todos los medios cómo salvar a su tercer hijo, hasta que el médico José Luis Iglesias les informó del trabajo que desde hace años viene realizando en Querétaro un equipo sobre intervenciones fetales.
Era un riesgo y lo tomaron. Se sometió al embrión a una cirugía en útero para evitar las consecuencias que genera el defecto. Hace 14 días nació Íker, quien tiene muchas posibilidades de gozar de una mejor calidad de vida.
Esta fue la primera de tres cirugías fetales realizadas en México para corregir espina bífida. Los especialistas de la Fundación Medicina Fetal México AC, liderados por el doctor Rogelio Cruz Martínez, investigador clínico asociado en el campus Juriquilla de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y un grupo de médicos chilenos participaron en esas intervenciones exitosas.
La mielomeningocele es un defecto embrionario en el que se da el cierre del tubo neural, lo cual provoca que el tejido nervioso de la espina dorsal quede expuesto. El feto presenta una protuberancia en la columna vertebral, que al chocar con el útero de la madre genera daños irreversibles.
Es una enfermedad invalidante que ocasiona discapacidad motriz, hidrocefalia, daño neurológico, incontinencia urinaria y fecal, y, en la mayoría de los casos, invalidez motora de ambas piernas. Es muy frecuente en México. Se presenta en uno de cada mil embarazos, esto es, unos 250 mil cada año (cinco al día).
En conferencia de prensa en la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo del Instituto de Neurobiología en el campus Juriquilla de la UNAM, Cruz Martínez explicó los detalles de las operaciones y cómo se ha logrado que en tres casos (dos ya nacieron y uno más está próximo) haya esperanza.
Acompañado por los padres de los bebés, ocho especialistas mexicanos y tres chilenos, señaló que las intervenciones y la posterior supervisión –cuyo costo en un hospital particular podría alcanzar 500 mil pesos más gastos de internamiento y terapias– se realizaron de manera gratuita gracias al apoyo de diversas fundaciones, la Secretaría de Salud estatal y la UNAM.
Desde 2012 su equipo ha practicado intervenciones fetales en el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer de Querétaro (Henmq). Han realizado más de 400 cirugías para atacar padecimientos mortales. En 2016 diseñaron el proyecto nacional de corrección intrauterina de espina bífida, con criterios ya validados en centros de Estados Unidos.
Este defecto se puede detectar entre las semanas 11 y 14 de gestación, y la intervención debe efectuarse antes de la vigésimo sexta, o de lo contrario los efectos causados por la deformación podrán ser permanentes. Se puede operar después del parto, pero sólo se podrá corregir un poco la motricidad y los pequeños estarán condenados a una silla de ruedas
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Tras las cirugías se hizo un seguimiento semanal en la Unidad de Investigación en Medicina y Cirugía Fetal del Henmq y se realizaron resonancias magnéticas fetales en la UNAM, con lo que se verificaron los movimientos motores en ambas piernas y la desaparición de espina bífida e hidrocefalia.