En la entrega de pozos de Petróleos Mexicanos (Pemex), petroquímicas, plantas y demás infraestructura a empresas extranjeras está implícita la donación de bienes públicos a contratistas ‘‘sin el pago de contraprestaciones de por medio’’; el gobierno obtiene muy bajos rendimientos, pierde derechos de propiedad –como el del crudo del subsuelo–, desbarata toda una industria y se deshace de capital humano.

En entrevista, el secretario general de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (Untypp), Pablo López, y el abogado Alberto Montoya indicaron que la entrega de pozos del bloque Trión a Chevrón e Inpex ‘‘es un verdadero escándalo, ya que fue explorado por Pemex pagando miles de millones de dólares’’.

Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México señalaron que es de bajo riesgo y a cambio la empresa va a recibir 4 por ciento de regalías de todo el petróleo que exploten las trasnacionales. Pero además, Pemex ni siquiera tendrá forma de saber la cantidad de crudo que sacarán las trasnacionales de estos pozos –y del país–, pues perderá todo el control. Chevrón e Inpex podrán explotar a discreción el petróleo, dijeron.

En tanto, instalaciones de refinerías, como la planta de hidrógeno de Tula, construida y operada por trabajadores petroleros, fue entregada a Air Liquide México ‘‘para que a su vez suministre hidrógeno a la refinería los próximos 20 años con un pago mensual de 5 millones de pesos, se consuma o no dicho químico’’. Pemex concesiona una planta a bajo costo y ahora será cliente de la misma; negocio redondo para la trasnacional, cuestionaron.

También se refirieron a las causales de nulidad de los contratos firmados en las rondas uno y dos. Presentaron el pasado 17 de marzo una demanda en la que señalan que el gobierno lleva a cabo concesiones prohibidas.