San Miguel de Allende, Gto.

Ranchero Pandillero es el nombre que Isael González dio al proyecto con que busca recuperar a los adolescentes que andan en pandillas, ayudarlos a dejar de consumir drogas y disminuir los índices de violencia.

La intención es que los chavos formen parte de un plan sustentable, como cultivar hortalizas, que obtengan ingresos y colaboren con el sustento familiar. Sobre todo, explica González, que se alejen definitivamente de las pandillas que, como en cualquier lugar el país, han proliferado en este municipio.

Ranchero Pandillero es uno de los programas del Centro para los Adolescentes de San Miguel de Allende (Casa). Inició actividades en enero pasado y la meta del coordinador es involucrar a un total de 10 muchachos en 2017.

Casa existe desde mediados de los años 80. Surgió por iniciativa de Nadine Goodman y Alejandro González, como alternativa para llevar a los adolescentes información sobre salud sexual y reproductiva. Con el paso del tiempo amplió sus actividades para crear la Escuela de Parteras Profesionales y el Hospital Casa, donde se ofrece atención y acompañamiento a embarazadas para que se mantengan saludables y logren un parto natural.

Además del trabajo en el campo, a los jóvenes de Ranchero Pandillero se les integra a diversas actividades, entre ellas las escolares, grupos de apoyo y cursos de emprendimiento para iniciar algún negocio.

Con esto, González los mantiene ocupados todos los días y dejan atrás las actividades y compañías que no les favorecen.

Cambio a vida productiva

Alejandro, de 18 años, ya está dentro del proyecto. Por andar de malandroso lo corrieron de la secundaria. Me encontraron mariguana, dice este muchacho. Asegura que se aburrió de la vida que llevaba con los amigos y las fiestas. Siempre es lo mismo. Estás un rato y luego todo igual.

Ahora participa en el cultivo de lechuga, zanahoria y pepino en el predio del señor Cirilo González, socio de Ranchero Pandillero.

Otro de los programas de Casa es promoción de la salud sexual y reproductiva. Con el apoyo de nueve jóvenes, la organización se acerca a los estudiantes de secundaria de las comunidades de San Miguel de Allende. Les imparten talleres y pláticas para prevenir embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y violencia.

Ana Peña, coordinadora de la estrategia de Salud Comunitaria, explicó que de joven a joven funciona mejor la comunicación de mensajes. Los estudiantes se sienten en confianza para plantear sus dudas, lo que no les ocurre en los servicios de salud con los médicos.

Los promotores se trasladan a diferentes comunidades de San Miguel de Allende y, con la autorización de los directivos de los planteles, imparten los talleres.

El proyecto incluía también distribución de condones, pero no se logró la autorización. Es que en Guanajuato hemos ganado en apertura, pero la sociedad sigue siendo conservadora, señala Ana.

Los promotores pueden mostrar los preservativos y explicar a los alumnos cómo se usan, pero nada más. De cualquier manera, en las instalaciones de Casa los pueden obtener.

El problema, asevera, es que no todos los muchachos tienen la posibilidad de trasladarse a San Miguel de Allende.