Estocolmo.

El nobel de Literatura Bob Dylan, quien se hizo esperar durante meses, aceptó finalmente recoger este fin de semana en Estocolmo su diploma y medalla de manos de la Academia Sueca, pero sin ofrecer el tradicional discurso de recepción.

La reunión será pequeña e íntima y ningún medio estará presente; sólo asistirán Bob Dylan y los miembros de la academia, conforme a los deseos del premiado, escribió la secretaria permanente de ese cuerpo colegiado, Sara Danius, en su blog.

Sin embargo, queda pendiente la cuestión del discurso de recepción, también llamado lección del Nobel, que todos los premiados deben dar en los seis meses siguientes a la ceremonia de entrega de premios, en este caso antes del 10 de junio.

Este discurso es el único requisito para recibir los 8 millones de coronas (839 mil euros, 870 mil dólares) que acompañan al galardón.

Pero según Danius no será el caso de Dylan. No se pronunciará ningún discurso Nobel. La academia tiene razones para pensar que se enviará una versión grabada ulteriormente.

El galardonado tenía previsto dar dos conciertos en la capital sueca el sábado y el domingo, pero hasta ahora no había revelado sus intenciones para con la academia, que no cesó de contactarlo con la esperanza de tener noticias suyas.

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El único galardonado que no ha dado la lección del Nobel fue el francés Jean-Paul Sartre, quien rechazó el premio en 1964. Por tanto, este filósofo que rehusaba honores y distinciones no recibió la generosa suma prometida.

A veces se envían lecciones grabadas, la anterior fue la de la galardonada con el Premio Nobel de Literatura, Alice Munro, en 2013, recordó Danius. La novelista canadiense, de 82 años, no pudo viajar a Suecia debido a su salud muy frágil.

Estocolmo es la primera parada en la gira europea de Bob Dylan, de 75 años, con ocasión del estreno de su triple álbum de versiones de Frank Sinatra.

El pasado 10 de diciembre, en el tradicional banquete del Nobel en la capital sueca, Dylan transmitió su mensaje de agradecimientos, leído por la embajadora estadunidense en Suecia, en el que confesaba su sorpresa por ver su nombre al lado de autores como Kipling, Camus y Hemingway.

La actitud de Dylan desde que se concedió el premio, y en particular su obstinación en no decir algo al respecto durante un concierto en Las Vegas ofrecido el mismo día, no ha dejado de confundir, pero va en sintonía con su carácter discreto.

Un premio entregado por un rey, el frac, la fiesta más increíble del mundo y una larga y aburrida cena retransmitida por televisión, pronunciar un discurso de agradecimiento: no va con él, dijo Maria Schottenius, crítica literaria sueca.