El emblemático kiosco Morisco de Santa María la Ribera, en la delegación Cuauhtémoc, fue el espacio ideal para la divulga- ción de la ciencia ayer, como parte del quinto Encuentro con la Tierra. Académicos, especialistas, alumnos, científicos y pasantes delinearon las actividades culturales y académicas para acercar el conocimiento sobre la tierra y destacar la importancia del espacio en el que habitamos.

Este año la Unesco dedicó la festividad al turismo sustentable, y los emisarios del conocimiento interactuaron con niños, niñas, jóvenes y adultos para sensibilizarlos sobre el patrimonio geológico nacional y la protección del planeta. Las actividades fueron organizadas por el Instituto de Geología (IG), de la UNAM y el Museo de Geología también de la casa de estudios, ubicado en esta antiquísima colonia de la Ciudad de México.

Educar a los niños y jóvenes sobre los recursos de nuestra tierra y el impacto que existe por su mal uso es nuestro objetivo, dijo María Elena Centeno, directora del IG en la inauguración, a la cual la acompañaron integrantes de la comunidad universitaria y funcionarios de la delegación.

Niños, jóvenes, familias y ciudadanos en general pudieron acceder a talleres de paleomodelaje de papel, lotería de megafauna del Pleistoceno. Uno de los más requeridos fue El suelo: las casa de los bichos, al igual que temas como el sistema petrolero, o la fiesta de la conservación o viajero sustentable.

Se recordó que el Museo de Geología, ubicado en Jaime Torres Bodet 76, también es llamado el Palacio de las Ciencias de la Tierra. El recinto abrió sus puertas y escaleras belle epoque, para todas aquellas miradas ávidas de rocas, fósiles, minerales e historia. Si usted quiere tocar suelo relacionado con la tierra, este es el lugar, dijo Luis Espinosa Arrubarrena, jefe del Museo.

El tema fundamental de este año son los geoparques, pues son áreas protegidas, tesoros, bellezas geológicas; yo les llamaría ventanas al pasado, la Tierra tiene 4 mil 500 millones de años desde que se formó, hay registros de qué pasó, esparcidos por todo el país, y aquí tenemos muchos, indicó.

Sobre la belleza geológica, el museo hospeda decenas de bellas damas pétreas: adamita, barita, limonita de Durango, wulfenita, fluorita, calcita, mimetita de Chihuahua y adularia de Guanajuato. Los fósiles, como el tigre dientes de sable, de entre 45 mil y 10 mil años de antigüedad, o los huesos de pie de dinosaurio, con 70 millones de años.

A lo largo de la explanada, se instalaron 52 carpas donde hubo danza y conferencias. Además el kiosko Morisco recordó a todos los asistentes, con una grande inscrita, que de biología somos y en geología nos convertiremos.