Seis miembros de la familia de Luis Barragán Morfín (1902-1988), a quienes apoyan al menos 70 personajes de la comunidad cultural del país, solicitan a sus parientes y a las autoridades que permitieron a la artista Jill Magid (Connecticut, 1973) convertir una porción de las cenizas del arquitecto en un diamante engarzado en un anillo, a reconsiderar su actuación para que dicho objeto sea reducido a polvo y sus restos debidamente reintegrados al digno lugar de sepultura del cual nunca debieron salir.

Emma Rosa Barragán Flores, Álvaro Pintado Barragán, Tadeo Pintado Barragán, Guillermo García Barragán, Óscar Pintado Barragán y Gerardo Pintado Barragán encabezan la lista de las personas que firmaron un comunicado dirigido al gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval; al presidente del Congreso de esa entidad, Édgar Oswaldo Bañales Orozco; a los presidentes municipales de Guadalajara y Zapopan, Enrique Alfaro y Pablo Lemus, respectivamente, y a la secretaria de Cultura jalisciense, Myriam Vachez, en el que además de manifestar su indignación, piden se indague la razón por la cual las autoridades del anterior ayuntamiento de Guadalajara permitieron la exhumación de las cenizas del arquitecto Barragán, a pesar de no contar con el permiso requerido que debería emitir la Secretaría de Salud del estado, como ha sido señalado por distintos medios de comunicación.

También enviaron una carta al coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jorge Volpi, para manifestar su indignación ante los planes del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (Muac), de exhibir a partir del 27 de abril el anillo, como informó La Jornada el pasado miércoles.

Ni boicot ni censura

El grupo que critica la actuación de Magid aclaró que no solicitan a la UNAM que se retire la pieza de la exposición, porque “jamás hemos querido censurar una expresión artística, mucho menos pedimos boicot. Pero sí pensamos que el Muac es irresponsable al recibir esa muestra. El diálogo que exigimos debió ocurrir antes de tomar la decisión de traer la exposición, por todas las irregularidades alrededor del asunto.

En el documento que entregamos a Volpi dejamos muy claro que al exhibir una institución como el Muac el diamante, se valida una mentira y una ilegalidad. El anillo no es una expresión artística que busca ser una crítica ideológica, tampoco consideramos que sea una propuesta estética.

Bajo estos argumentos, exigen una investigación y una auditoría para determinar si la Secretaría de Cultura de Jalisco, el Museo de Arte de Zapopan, la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y la Casa-Museo Luis Barragán utilizaron bienes y recursos públicos para apoyar y/o financiar de manera irregular el proyecto de carácter privado, y si se cumplieron a cabalidad los procedimientos legales correspondientes.

Cuando la artista Jill Magid tomó 525 gramos de las cenizas de Barragán, las cuales colocó en una bolsa de plástico (como se observa en el video que grabó y que circula en Internet), dejó dentro de la urna mortuoria un caballo de plata diseñado por ella, para remplazar las cenizas objeto de su apropiación, argumentó. Copias de esa figura se han vendido durante las exposiciones donde ha presentado el anillo a manera de souvenirs, dicen.

El grupo de inconformes también solicita que el caballo de plata sea removido de la urna mortuoria del arquitecto Barragán, la cual se encuentra en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, en la ciudad de Guadalajara, y piden que la secretaria de cultura estatal, la presidenta de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán, la directora del Museo de Arte Zapopan y la directora de la Casa Barragán ofrezcan una disculpa pública.

El objeto construido con las cenizas de Barragán, que Magid titula The Proposal, es un diamante azul de 2.02 kilates, con una microinscripción láser que dice I am wholeheartedly yours, algo así como Soy de todo corazón tuyo. Está engarzado en un anillo de plata, hecho por las diseñadoras de joyas Annette y Phoebe Stephens. Actualmente se encuentra en una bóveda de seguridad en Nueva York.

El anillo es propiedad privada. Pertenece a la artista y a los nueve familiares del arquitecto que firmaron el 8 de julio de 2015 la orden de exhumación de las cenizas: Alfredo de Jesús Vázquez Barragán, Juan José Barragán Hermosillo, Martha Barragán Hermosillo, Alfonso Barragán Gortázar, Óscar Barragán Gortázar, Liana Barragán Gortázar , Luisa Barragán Gortázar, Miguel Barragán Gortázar y Hugo Barragán Hermosillo. No obstante, Jill Magid es quien decide qué se hace con el anillo, el cual no puede ser vendido.

Existe un catálogo de la exposición de Magid que se puede comprar por Internet; es decir, añaden los inconformes, “el anillo ya está generando recursos privados. No sabemos si las galerías donde se ha presentado, incluido el Muac, le pagan a la artista por la exhibición. Son precisamente estas cuestiones las que queremos discutir con ella.

Al aceptar la UNAM exhibir el anillo propicia un espacio para la ganancia privada de la galería Labor, de Pamela Echeverría, que es la que maneja a Jill en México, insistieron.

Entre las personas que apoyan a los familiares que critican haber tomado cenizas del arquitecto Barragán sin contar con la unanimidad de la familia y por medio de presuntas irregularidades legales (firmantes de la carta enviada hace dos meses a las autoridades de Jalisco), se encuentran ex miembros de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán: Adolfo Hernández Orozco, Bricio Fernández, Daniel Garza Usabiaga, Miquel Adrià, Hugo González y Dolores Beistegui.

También Elena Poniatowska, Juan Villoro, Felipe Leal, Néstor García Canclini, Diego Valadés, Héctor Bonilla, Luis de Tavira, Carmen Boullosa, David Olguín, Fernando González Gortázar, Cristina Rivera Garza, Enrique X de Anda, Fernanda Canales, César Cervantes, Miguel Cane, Liliana Melo de Sada y Felipe Garrido, entre otros.