Madrid.

El Congreso de los Diputados aprobó este jueves una iniciativa en la que se apremia al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, a ordenar la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del mausoleo del Valle de los Caídos, construido durante su tiranía por milicianos republicanos sometidos a trabajos forzados y que se convirtió en el símbolo del régimen y de su ideario falangista.

La iniciativa no es vinculante, es decir, que su ejecución dependerá de la voluntad del gobierno.

El Congreso de los Diputados volvió a ser el escenario de un nuevo intento por cerrar las heridas heredadas de la Guerra Civil (1936-1939), que enfrentó a la sociedad española y la dividió entre los partidarios de las ideas libertarias y demócratas y los que secundaron las tesis entonces emergentes del fascismo y la pureza de la raza.

Franco y su ideario fascista y falangista (heredado de su ideólogo José Antonio Primo de Rivera) ganaron la contienda, que dejó cientos de miles de muertos –muchos todavía yacen en fosas comunes– y otros tantos de exiliados, muchos de ellos en México.

La inicitiava fue aprobada por 198 de los 300 diputados de los grupos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la coalición Unidos Podemos, Ciudadanos y el resto de grupos nacionalistas y minoritarios. El único que se abstuvo fue el gobernante Partido Popular, con 140 escaños, con la excepción de un diputado de sus filas, que votó en contra.

La iniciativa fue presentada por el grupo socialista en respuesta a una añeja exigencia de las víctimas de la represión franquista y de las familias que tienen todavía enterrados a sus seres queridos en el mausoleo del Valle de los Caídos, enclavado en la sierra de Guadarrama y que se distingue desde todos los puntos de la zona por la inmensa cruz de piedra en la cima. Los milicianos republicanos que lo construyeron fueron sometidos a largas jornadas de trabajo y muchos murieron durante la construcción de la obra faraónica y fueron enterrados en fosas comunes en el propio mausoleo.

Franco, fallecido el 20 de noviembre de 1975, fue sepultado ahí en un lugar de honor que comparte con Primo de Rivera. Desde entonces este recinto se ha convertido en lugar de peregrinación de los nostálgicos del franquismo, que en las fechas emblemáticas del régimen con el brazo en alto entonan las canciones habituales de la dictadura –Cara al sol– y para celebrar misas.

La propuesta parlamentaria pretende convertir el mausoleo en un símbolo de reconciliación y de reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura.

Ahora el gobierno de Mariano Rajoy tendrá la última palabra, ya que no está obligado legalmente a la exhumación de los restos de Franco, pero según todos los grupos que la aprobaron sí lo está, moralmente para hacer justicia a las víctimas de la guerra y la represión.