l pasado 28 de abril el pleno de la Cámara de Diputados aprobó el decreto con el que se reconoce el valor terapéutico de la mariguana y se crean condiciones para la realización en nuestro país de investigaciones científicas que permitan un mejor conocimiento de sus propiedades. Se trata de un avance, pero es apenas el primer paso si consideramos que el debilitamiento de la prohibición –que se expresa con el decreto citado– no toca aún el jugoso negocio del que se benefician las organizaciones criminales, las cuales siguen cobrando víctimas y atentando contra las libertades, como lo sugiere el brutal asesinato del periodista Javier Valdez Cárdenas el pasado 15 de mayo.
Como se recordará, luego de que la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación diera el primer paso hacia la liberalización del uso de la mariguana mediante el permiso a algunas personas para el empleo con fines lúdicos de la cannabis, se inició un complejo proceso que culminó en un proyecto de reforma a la Ley General de Salud y el Código Penal Federal enviado por el titular del Ejecutivo en abril de 2016 al Senado de la República.
El presidente Enrique Peña Nieto había participado antes en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas con un discurso en el que llamaba a emprender un cambio de paradigma en el combate a las drogas. La propuesta que envió al Congreso incluía, en efecto, un cambio de enfoque, pues abogaba por el uso medicinal de la planta y la modificación de las cantidades de mariguana que una persona podía portar, la que pasaría de 5 a 28 gramos. La reacción entre los legisladores evidenció el enfrentamiento entre diferentes posiciones, algunas de las cuales no dudaban en considerar tan absurda la propuesta presidencial que su mejor destino debía ser la congeladora. Al final debe reconocerse la intervención de algunos miembros del Congreso, que llevó la decisión de dividir la iniciativa en dos partes, lo que permitió liberar de la prohibición al uso terapéutico y la investigación científica, aunque se dejó pendiente el tema de los 28 gramos.
Vale la pena examinar los aspectos principales en la propuesta aprobada. En primer lugar cambia el estatus de la mariguana en la Ley General de Salud, pues en su artículo 245 formaba parte del grupo de las sustancias con valor terapéutico escaso o nulo, y ahora pasa al grupo en las que se le reconoce valor terapéutico, aunque se le sigue considerando un problema grave de salud pública.
En la propuesta aprobada se elimina en el artículo 237 de la Ley General de Salud a la mariguana de la lista de sustancias impedidas (según el artículo 235 de la citada ley) para la siembra, cultivo, cosecha, elaboración, preparación, acondicionamiento, adquisición, posesión, comercio, transporte en cualquier forma, prescripción médica, suministro, empleo, uso y consumo, para su empleo con fines médicos e investigación que para el caso de la mariguana estarán ahora regulados por la Secretaría de Salud.
Lo anterior se correlaciona con la única modificación realizada al Código Penal Federal que ahora establece en su artículo 198 que la siembra, cultivo o cosecha de plantas de mariguana no será punible cuando estas actividades se lleven a cabo con fines médicos y científicos en los términos y condiciones de la autorización que para tal efecto emita el Ejecutivo federal
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Como puede verse la nueva disposición pone el énfasis no en la prohibición, sino en la regulación del Estado, en la que ocupa un lugar central el sector salud (y no el aparato judicial), pues ahora la Ley General de Salud determina con claridad en el artículo 235 bis que la Secretaría de Salud será la que diseñe y ejecute políticas públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos de la Cannabis sativa, índica o mariguana, así como la que regule la investigación y producción nacional de los mismos.
Para la investigación científica es una gran noticia, pues ahora se podrán emprender proyectos de investigación sobre las moléculas presentes de la mariguana con actividad biológica, indagar sobre sus mecanismos de acción y efectos en la fisiología tanto en modelos animales como en el organismo humano, así como para la producción de nuevos fármacos. Ahora los proyectos científicos en este campo que sean aprobados, podrían recibir financiamiento incluso de fuentes gubernamentales.
Es un primer paso, pero no es suficiente. Hace pocos días el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, ofreció el pésame a México y a los familiares de nuestro compañero Javier Valdez y consideró que el asesinato del corresponsal de La Jornada es un reflejo de la violencia del narcotráfico. En febrero el presidente de ese país, Donald Trump, al revelar a una cadena de televisión el contenido de una conversación telefónica con el presidente de México, señaló que nuestro país tiene problemas para controlar el problema de las drogas y de los cárteles y ofreció ayuda.
Nadie de fuera tiene que venir a decirnos lo que tenemos qué hacer, y mucho menos intervenir en nuestra casa. Lo aprobado por los legisladores nos muestra la ruta que debemos seguir. Ojalá que lo que quedó pendiente de la inciativa presidencial pueda ser analizado con seriedad y aprobado pronto, pues eso puede contribuir a cambiar el rostro del país. Ante la violencia desenfrenada de la que que ya nadie puede escapar, vale la pena realizar este experimento.
A la memoria de Javier Valdez Cárdenas