Para la soprano María Katzarava, una de las cantantes mexicanas con mayor proyección en el ámbito internacional, siempre es muy fuerte venir a México; ver todo lo que pasa y el miedo que se vive, por la violencia y la criminalidad.

Sin embargo, mantiene la esperanza de que esa situación podrá superarse con el compromiso de la sociedad. En su caso, expresa, busca poner un grano de arena mediante la fundación que lleva su nombre, creada el pasado octubre.

Esa institución, de carácter internacional, con sedes en México y Barcelona, apoya a niños y jóvenes de la comunidad rural de Arcelia del Progreso, en Guerrero, para evitar, a partir de expresiones artísticas, como la música, el canto, el teatro y la danza, que sean presa fácil del crimen organizado.

María Katzarava vino al país con un doble motivo. Primero, participar en el montaje de Turandot, de Giacomo Puccini, que la Ópera de Bellas Artes presentará en cuatro funciones el 28 de mayo, anoche, el primero y el 4 de junio en el Palacio de Bellas Artes.

Interpreta el personaje Liú, uno de sus papeles favoritos y con el cual ha destacado en los principales escenarios del mundo.

Es un papel muy dulce y muy fuerte; es muy difícil e interpretativamente tiene muchas cuestiones de técnica vocal que uno debe cuidar mucho. Tiene toda la fuerza y el lirismo de una heroína pucciana, explica la cantante, quien estará bajo la dirección escénica de Luis Miguel Lombana y la concertadora de Enrique Patrón de Rueda.

El otro motivo es el concierto que ofrecerá en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, el 10 de junio, a beneficio, precisamente, de su fundación.

Se titula Voces contra la violencia y compartirá escenario con las chilenas Verónica y Maribel Villarroel, así como la mezzosoprano mexicana Rocío Tamez.

Poner un grano de arena

“Siempre tengo la esperanza de que la situación en el país puede cambiar. Busco poner mi grano de arena haciendo esto con los niños; apoyarlos para que no caigan en las garras del narco ni de la violencia, mediante el arte y cultura”, dijo María Katzarava a La Jornada.

Vivimos una situación muy fuerte en México, sobre todo en el norte, donde hay muchas matanzas y secuestros. Son muy tristes, terribles las noticias que llegan a Europa de lo que pasa aquí. Como artista trato de contribuir y alejar a los chicos de ese mal al que están expuestos. Ellos son el futuro.

Para la soprano es muy importante que las personas crean en el proyecto impulsado por su fundación, el cual atiende a la fecha a poco más de 200 niños y jóvenes, de cinco a 25 años, originarios de esa comunidad ubicada en Tierra Caliente, una de las regiones más peligrosas del país.

Es una causa muy noble. El objetivo es alejarlos de la violencia y el narcotráfico, pues es una zona donde esos males proliferan. Gracias al arte y la cultura que creamos los chicos tienen otra visión, es una esperanza para ellos saber y entender que las artes pueden ser una opción de vida, además de que los están alejando del mal.

Precisó que la fundación ha nacido con buena estrella, pues cuenta con varios patrocinadores privados, además de que firmó un convenio de intercambio con la institución que dirige su colega Verónica Villarroel.

Aunque a la fecha las acciones de su fundación se focalizan sólo en el estado de Guerrero, Katzarava aclaró que la idea es extenderlas a otras regiones del país que viven una situación similar de violencia y crimen.

El proyecto considera la enseñanza y la práctica de diversas actividades artísticas, así como una o dos becas al año para que los beneficiados viajen durante un mes a Barcelona a tomar cursos y clases magistrales. Se espera hacer algo similar con Chile.

“Buscamos que los niños y jóvenes tengan un choque cultural. Que sepan que pueden vivir de la música o de otra de las artes, y que vean otro estilo de vida. Que observen que pueden vivir de otra cosa que no sea el narco”, finalizó la cantante.