Los boxeadores damos prestigio a los cinturones, afirma la monarca mosca de la OMB
Jueves 1º de junio de 2017, p. a15
Montserrat Alarcón siempre quiso viajar a Japón. No con la curiosidad extraviada del turista, sino con el deseo de conquistar un campeonato mundial en un territorio que históricamente se ha complicado a los boxeadores mexicanos.
Nunca había salido de México. A algunos jóvenes púgiles, la sola idea de dejar sus terruños les juega en contra. Montserrat ni se inmutó por las interminables horas de vuelo y el destino de un país tan alejado a su realidad, en Los Reyes, estado de México.
Yo iba totalmente concentrada en ganar mi campeonato, porque desde que estoy en esto, hace 10 años, cinco como profesional, era un sueño pelear allá
, cuenta después de que este miércoles le entregaron el cinturón mosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) por aquella pelea en Osaka, el 29 de abril.
No conocí Japón, sólo me dediqué a preparar mi pelea, cumplir, y apenas me di una vuelta por una plaza comercial cerca de mi hotel. Fue todo. No importa, regresé como campeona mundial
.
El único miedo que le estorbó antes de llegar al cuadrilátero, fue que el combate ante la japonesa Nana Yoshikawa era en división mosca. Dos más de la categoría natural de Montserrat, que peleaba en paja.
Tenía miedo de perder velocidad, de que la campeona me conectara y me hiciera daño. Me sentí lenta, como robot, pero gané fuerza y así fue como la derroté.
Montserrat aplacó pronto a la monarca japonesa. La castigó a placer con todos los volados de derecha que quiso. La derribó en dos ocasiones. El combate se paró por un choque accidental de cabezas, que le dejó a Montserrat una herida seria arriba del ojo izquierdo. La mexicana venció por decisión técnica. Nadie se opuso.
Un mes después aún acusa aquella lesión, la ceja un poco inflamada que requirió seis puntos para suturarla.
“Mi hermano me preguntó si estaba consciente que pelearía por el cinturón de un organismo que ostenta Juan Manuel Márquez, Érik Terrible Morales y Marco Antonio Barrera, pero también Manny Pacquaio”, dice mirando la faja color vino tinto con escudos dorados.
Pero también me di cuenta que los cinturones ganan prestigio por nosotros los boxeadores. Yo respeto mucho los títulos, pues fui campeona nacional en peso paja, un cetro que está un poco depreciado.
En el pasado, el campeonato nacional tenía un reconocimiento indiscutible, incluso hubo boxeadores que nunca alcanzaron el título del mundo, pero que fueron figuras célebres.
Antes un boxeador tenía que pasar por el campeonato nacio- nal para tener la oportunidad del mundial, era el paso previo. Aho-ra muchos peleadores y peleadoras ni voltean a verlo, con apenas unas cuantas peleas ya buscan el título del mundo, y se los llegan a dar.
Como muchos boxeadores cuando los declaran nuevos campeones, arrastrados por una avalancha de imágenes de sus orígenes, Montserrat recordó los años duros, cuando no podía pagar las clases de boxeo, a su madre soltera y a sus dos hermanos.