La artista Frida Kahlo regresa a casa, y lo hará el día de su cumpleaños 110, cuando tras un largo y exitoso recorrido por el mundo, la obra de la célebre pintora mexicana será exhibida de nuevo en su país natal.

Hoy se inaugura la muestra Me pinto a mí misma, en el Museo Dolores Olmedo, localizado en el sur de la capital mexicana.

La exhibición, que reúne 36 obras, incluidos retratos, autorretratos, dibujos y fotografías, documenta con minuciosidad el proceso que vivió Kahlo (1907-1954) para convertirse en referente en el mundo del arte a través de la expresión de su mundo interior.

“Pensamos que en esta ocasión debíamos presentar la obra de Kahlo con una museografía y un discurso distintos, así que tomamos una frase que ella dijo: ‘me pinto a mí misma porque soy lo que mejor conozco’”, dijo Josefina García, directora de colecciones del Museo Dolores Olmedo.

Consideramos que era un buen propósito mostrar al espectador cómo ella, a lo largo de su vida, fue construyendo esta imagen, no sólo como persona y personaje sino también cómo fue desarrollando su obra plástica, añadió García, también curadora de la muestra.

Esta exhibición durará tres meses luego de que algunas de las piezas que la forman fueron exhibidas en el Museo de Fabergé de San Petersburgo (Rusia), el Centro de Artes de Seúl, y el Museo Dalí, en Florida, Estados Unidos.

Frida Kahlo ha traspasado las fronteras y su obra se pelea las exposiciones con artistas como Salvador Dalí, Pablo Picasso o Vincent van Gogh, que son muy exitosas y que, en el caso del arte mexicano, solamente (la de Kahlo) se ha podido comparar con muestras de arte prehispánico, dijo en rueda de prensa Carlos Phillips Olmedo, director del museo.

Destacó que el Museo Dolores Olmedo ya trabaja con diferentes instituciones en Italia, Rusia, Japón, China, Australia, Singapur y Uruguay, que han solicitado llevar la obra de Kahlo, siendo el Museo de Cultura de Milán la primera sede que reciba la muestra en el primer trimestre de 2018.

Dos de las piezas más destacadas son un dibujo que la pintora obsequió a su coterránea, la actriz Dolores del Río, el reverso del óleo Retrato de la niña Virginia, que luego le permitió trazar en 1929 el boceto de Autorretrato con aeroplano.

Esta última pieza, también conocida como Tiempo vuela, alcanzó en mayo de 2000 el récord de la obra latinoamericana subastada a mayor precio por la casa de remates Sotheby’s tras superar la cifra de 5 millones de dólares.