Los especialistas experimentan con plantas que no son de consumo humano
Reduce de manera importante las emisiones de CO2, desde la obtención del combustible hasta la quema en las turbinas de los aviones, explica David Ríos Jara, responsable técnico del trabajo
Martes 18 de julio de 2017, p. 2
El Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt) coordina un grupo dedicado a la investigación y desarrollo de bioturbosina. El proyecto se realiza en el contexto de la convocatoria Sener-Conacyt sobre Bioenergéticos, apoyada por el Fondo Sectorial de Sustentabilidad Energética, dio a conocer la Agencia Informativa Conacyt.
Además del Ipicyt, se cuenta con la participación de siete centros de investigación del Sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), así como de dos centros de investigación extranjeros y dos empresas.
El proyecto también es de interés para Boeing, Aeroméxico, Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Comisión Reguladora de Energía, entre otras dependencias gubernamentales.
La bioturbosina es un combustible para aeronaves que, a diferencia del obtenido del petróleo, es producido a partir de recursos naturales, como plantas.
Este equipo cuenta con cuatro ejes de acción: la identificación de la biomasa adecuada y del tipo de transformación más apropiado para ella, el análisis del ciclo de vida y sustentabilidad, y la comercialización del combustible.
Para obtener la bioturbosina no se puede recurrir a plantas que estén destinadas al consumo humano. Además, debe ser cultivada en lugares diferentes a los destinados a sembradíos para alimento, con el fin de no competir por la tierra.
Hay regulaciones internacionales que aceptan que la bioturbosina sea obtenida sólo por un determinado proceso, porque en el mundo de la química hay una gran variedad de opciones, pero en el mundo únicamente se aprueban algunas para llevar el aceite de la biomasa a bioturbosina
, señaló en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt David Ríos Jara, responsable técnico del proyecto del Ipicyt.
Además, se tiene que comprobar que todo el proceso que se sigue para obtener la bioturbosina es sustentable. En otras palabras, se debe generar más energía de la que se consume en el proceso de producción.
En la actualidad, se consideran dos procesos para obtener bioturbosina. El primero es la transformación de aceites producidos por plantas; en el segundo, se utiliza la masa de la planta para convertirla en azúcares, los cuales son transformados en alcoholes y después en bioturbosina.
Una vez finalizado el periodo inicial de cuatro años de estudios, se construirán dos plantas pilotos con la capacidad de producir 16 mil litros diarios del biocombustible que servirán para probar que los procesos funcionan y, una vez obtenidos los resultados, se buscará el apoyo de inversionistas privados con el fin de comercializarlo.
Ventajas
“La ventaja que tiene es que reduce de manera importante las emisiones de dióxido de carbono (CO2), considerando el proceso total, desde la obtención de la bioturbosina hasta la quema en las turbinas de los aviones. El balance total es una reducción importante de gases de efecto invernadero”, aseguró Ríos Jara, miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores.
La Organización de Aviación Civil Internacional tiene el compromiso de no incrementar las emisiones de dióxido de carbono para 2020, así como reducir a la mitad las emisiones para 2050, por lo que la industria de la aviación civil considera utilizar una mezcla de bioturbosina con turbosina fósil y, de esta forma, reducir sus emisiones contaminantes.
El investigador destacó que no hay inconveniente alguno al mezclar el combustible fósil con el biocombustible, ya que ambos son básicamente lo mismo, por lo cual, no es necesario cambiar piezas en los aviones para que puedan operar con normalidad.