El PRI trató ayer de mostrarse como un partido modernizado, si uno se atiene a los cartelones colocados en el Palacio de los Deportes y a los discursos de la cúpula priísta. Sin embargo, los viejos modos se impusieron una vez más, por lo menos en lo que hace al acceso de los 10 mil delegados y 5 mil invitados a la clausura de la 22 asamblea nacional ordinaria del partido en el poder.

Como hace décadas, hubo pase de lista, acarreados y la clasista diferenciación entre los priístas de a pie y los que detentan altos puestos en el gobierno o en el partido. Mientras a estos últimos se les habilitó una puerta exclusiva para su ingreso, con todo y sus lujosas camionetas, los otros militantes se tuvieron que conformar con ser transportados hasta el domo de cobre y ahí hacer largas filas para poder ingresar.

Sufrido, el priísta de a pie tuvo que llegar alrededor del recinto desde temprana hora. En cambio, gran parte de quienes integran la cúpula del tricolor se apersonaron poco antes de las 11 de la mañana, cuando se inició la sesión de clausura de la asamblea. A saber si tantas horas de espera fue la causa de que las fuerzas vivas del priísmo salieran del domo cuando el presidente Enrique Peña Nieto aún no terminaba su discurso.

La revolución de hoy es digital, La revolución de hoy se hace en las escuelas, rezaban los cartelones como parte de una nueva estrategia publicitaria del Revolucionario Institucional para mostrarse a tono con los tiempos de hoy. Sin embargo, las formas siguen remitiendo al pasado.